La buena comunicación es un requisito previo para un buen trabajo en equipo, pero ¿cuándo es demasiado?
La cantidad de comunicación entre
los miembros de un equipo marcará una gran diferencia en su creatividad. En
otras palabras, el rendimiento creativo de un equipo se ve afectado por los
niveles y los patrones de comunicación entre los miembros que lo conforman. En
este sentido, la frecuencia de comunicación se convierte en un factor
significativo para la producción creativa del equipo.
Así, el trabajo en equipo
efectivo requiere que los miembros del equipo se comuniquen un mínimo de una a
tres veces por semana. Pero, a pesar de necesitarse una cierta cantidad de
comunicación para el beneficio del equipo, demasiada comunicación se convierte
en negativa, y puede suponer un desempeño inferior del equipo.
Pero, ¿por qué?
Este fenómeno se debe a que una
comunicación muy extensa, ya sea cara a cara, por teléfono, por correo
electrónico o por mensaje, puede llevar a una mentalidad de pensamiento grupal
que asfixia la original y juega en contra de la creatividad. Este pensamiento
grupal puede llevar a algunos miembros del equipo a evaluar los supuestos y las
situaciones de manera menos rigurosa o a basarse en las ideas del grupo sin
esforzarse por obtener y mostrar sus propias opiniones y conclusiones sobre el
proyecto.
Sin embargo, como hemos dicho
anteriormente, muy poca comunicación entre los miembros de un equipo también
conduce a un desempeño por debajo de los niveles óptimos deseados. Los miembros
o pequeños subgrupos de trabajo que puedan formarse en un equipo no deben
aislarse ya que esto supondría acabar cegados por sus propias suposiciones y
desarrollar un lenguaje propio, llevando a interpretaciones erróneas o
aproximaciones y aportaciones no complementarias con el resto del equipo.
Entonces, ¿debemos evitar la formación de subgrupos dentro de un equipo?
Cuanto más tiempo permanezca
unido un equipo, más probable es que se formen subgrupos entre sus miembros.
Los equipos más grandes pueden contrarrestar esta tendencia rotando a los
miembros del equipo a través de los diferentes subgrupos. Los pequeños equipos,
más comunes en las pequeñas empresas, no tienen esa opción, por lo que es
recomendable vincular a los subgrupos para facilitar la comunicación entre
ellos y evitar los fenómenos de aislamiento.
Aun así, es importante recordar
que cada equipo es diferente. El tamaño, objetivos, organización… son factores
que determinarán los patrones óptimos de comunicación.
Por ello, es imprescindible conocer a tu equipo para saber cómo gestionarlo de la forma más eficiente posible. ¿Sabes cómo conseguirlo? Con el Curso Equipos 4.0 aprenderás todas las claves y desarrollarás las habilidades esenciales para la gestión eficiente de equipos en la Era Digital.
Muchas compañías hablan de
«volverse globales», pero convertirse en una marca global sólida no consiste
solo de expandirse a los mercados internacionales. También se trata de tener
éxito en esos mercados y de evitar contratiempos interculturales.
Si bien los líderes empresariales
tienden a concentrarse en captar la mayor cantidad de participación en el mercado
extranjero posible, agregando nuevos idiomas, lanzando más oficinas, admitiendo
nuevas monedas, etc., esto es solo una parte del rompecabezas. Las empresas
también tienen que estar operativamente listas para alcanzar su potencial
internacional completo. Esto significa que los líderes deben trabajar
simultáneamente para incorporar un sentido de pensamiento global o colectivo en
sus culturas corporativas y las formas en que operan a diario.
Esta no es una hazaña simple,
pero hay varias maneras en que puedes comenzar a transformar tu organización
para impulsar el crecimiento global.
Haz de la globalización un
mantra. La investigación muestra que para cerrar la brecha entre la
estrategia y la ejecución, es importante centrarse en lo que piensan los empleados,
en lugar de lo que hacen. Por ejemplo, un error común es pensar que puede
diseñar un producto para su mercado local e introducir ese mismo producto en
los mercados internacionales. Lo que interesa es que diseñen productos,
funciones, campañas o procesos para múltiples mercados desde el principio. Codificar
esta filosofía y convertirla en parte de tu cultura facilita que las personas
construyan una mentalidad global en su trabajo diario.
Infunde más experiencia
internacional. La mejor manera para que una empresa acelere el proceso de
globalización es acumular más experiencia internacional. Ganar tal experiencia
no es rápido ni fácil, pero hay maneras de acelerar el proceso:
Contrata más personas con experiencia
internacional. Las personas que ya han trabajado a través de las fronteras
y en roles internacionales son raras pero valiosas. Se trata de personas que
han ido a la escuela en otros países, hablan otros idiomas o han vivido y
trabajado en otros países.
Elevar y capacitar a los empleados existentes
con experiencia internacional. Con demasiada frecuencia, las empresas no
conocen el poder internacional que ya tienen en sus filas. Estos empleados
representan un activo estratégico importante que no se explota en la mayoría de
las empresas.
Alienta a los trabajadores actuales a ganar
más experiencia internacional. Cuando sea posible, envía a tus empleados
actuales a otros países para aprender de primera mano de los empleados, socios
y clientes.
Cambia tu diseño organizacional. Crea más
roles que tengan un alcance global y cuyo éxito dependa de alcanzar objetivos
que no solo se limiten a una región, sino que abarquen varias regiones. Esto
los obligará a mirar fuera de su país de origen y tomar decisiones que
beneficien al negocio internacional.
Conectar oficinas internacionales. Cada
oficina debe adquirir su propia cultura, pero para evitar la formación de
silos, deberás asegurar que los empleados realmente sepan qué representa tu
empresa y en qué cree, para que todos estén alineados y se muevan en la misma
dirección.
Crea un equipo directivo
internacional. Otra forma de llamar la atención sobre la importancia de la
globalización es crear un grupo directivo internacional que sea responsable de
identificar los desafíos para sus negocios internacionales y crear planes para
resolverlos.
Cuida los sistemas y procesos
heredados. Uno de los mayores obstáculos que enfrentan las empresas cuando
son internacionales, pero aún no son globales, es su toma de decisiones pasada.
A menudo, un proceso, una pieza de software o un proveedor que fue elegido años
antes de que el negocio internacional prosperara puede dificultar el progreso e
impedir que una empresa avance a nivel mundial. Esto es especialmente cierto
para las compañías que han experimentado un crecimiento internacional superior
al promedio, ya que la globalización de los procesos internos y la
infraestructura puede tomar tiempo para ponerse al día con la expansión de la
empresa.
Reconoce que el cambio
organizacional lleva tiempo. El imperativo comercial para crecer a nivel
mundial a menudo está en conflicto con la paciencia y la disciplina necesarias
para realizar el trabajo de globalización interna que apoyará una mayor
expansión internacional.
Los equipos internacionales en los que se fomente el pensamiento colectivo global son, por tanto, claves para la expansión en internacionalización de tu empresa. Descubre más sobre cómo gestionar los equipos de tu empresa con el Curso Equipos 4.0.
A menudo se considera que un
punto de inflexión es la mayor perturbación que puede sufrir una industria.
Andy Grove introdujo por primera vez el término estrategia de negocio como “un
evento que cambia la forma en que pensamos y actuamos.” Pero estos momentos
intensamente desafiantes no sólo suceden en empresas e industrias, también
suceden en la trayectoria profesional de las personas. Son puntos en los que
las condiciones en las que trabajamos o las expectativas puestas en nosotros se
alteran de manera tan fundamental que, si no nos adaptamos, fracasaremos.
Cuando los líderes se encuentran
con estos puntos de inflexión, es común que se sientan inadecuados. Dar
respuesta a sus problemas se hace más difícil. Como líderes experimentados,
utilizan habilidades y estrategias que dieron grandes resultados en el pasado,
pero esas mismas habilidades y estrategias no resuelven los nuevos problemas
del presente.
Para adaptarse al cambio,
necesitan dejar de invertir tanta energía en encontrar mejores respuestas y empezar
a hacer mejores preguntas: ¿Dónde debería concentrarme? ¿Qué significa
proporcionar liderazgo en mi organización? ¿Aplico viejas estrategias a nuevas
iniciativas? En otras palabras, no pueden llegar a soluciones útiles a menos
que primero diagnostiquen los problemas reales que los están reteniendo.
Para estos casos, buscar un coach
o entrenador ejecutivo puede ser de gran ayuda.
Los mejores entrenadores son
maestros de hacer preguntas. En un nivel básico, las utilizan para reunir
información y entender por qué está pasando el líder. En un nivel más profundo,
las utilizan para ayudarlo a ver los problemas desde diferentes ángulos, y
encontrar mejores maneras de resolverlos, ayudándote a ver las situaciones a
través de nuevos ojos.
Sin embargo, puede ser difícil
saber si la inversión que está haciendo en un entrenador vale la pena el
retorno. Aunque el entrenamiento ha avanzado mucho en términos de
profesionalización, sigue siendo un salvaje oeste en algunos aspectos, donde
cualquiera puede reclamar experiencia. Es por eso que es importante esbozar los
beneficios que quieres quitar de tus interacciones, y conscientemente rastrear
si se están entregando. Los ejecutivos que se enfrentan a los puntos de
inflexión de carrera deben buscar un entrenador que pueda ayudarle a hacer tres
cosas:
Si necesitas hacer un cambio
mental, hacer una pregunta diferente funciona más rápido que cualquier otra
cosa. Las personas que están experimentando un cambio repentino en el trabajo o
en la vida tienden a hacerse las mismas preguntas una y otra vez, incluso
cuando sus problemas requieren nuevas soluciones. Apoyarnos en los viejos
comportamientos familiares a menudo nos proporciona una sensación de seguridad ante
el cambio. Pero el trabajo está en romper ese hábito, encontrar una manera de
evitar cualquier resistencia natural que uno pueda tener a cuestionar las
suposiciones, e idealmente, reducir esa resistencia.
Cómo líder, debes trabajar tu capacidad para empezar a hacer mejores preguntas por tu cuenta. Es necesario que adquieras nuevas habilidades que le ayudarán a superar los desafíos futuros. Como líder, cuando llegues a un punto de inflexión en tu carrera, ten esto en mente. Ya sea contratando a un entrenador o no, debes encontrar maneras de pasar más tiempo en condiciones en las que pienses acerca de lo que necesitas para lograr el éxito, y cómo lo estás haciendo. Tendrás que encontrar mejores respuestas, y esas vendrán más fácilmente si te haces mejores preguntas.
La interrupción digital está en la agenda en muchas salas de juntas hoy, pero ¿quién debería liderar la carga? Muchas empresas están asignando la tarea a los directores digitales (CDO). Sin embargo, encontrar el candidato adecuado no es fácil y los períodos tienden a ser cortos.
El éxito en el rol de CDO está
muy influenciado por dos factores: competencia y credibilidad. La competencia es un término general para
la combinación de conocimientos, habilidades y experiencia digitales. La credibilidad es la creencia dentro de
una organización de que un candidato puede lograr los objetivos declarados.
Por otro lado, elegir contratar
un CDO interno o traer uno de fuera es una decisión importante. Las
organizaciones a menudo piensan que la competencia y la credibilidad pueden
combinarse mejor en un candidato externo.
¿Pero es así de simple?
La duración media relativamente
corta de los CDO — un mero 2.5 años, según nuestros datos — sugiere que otros
factores están en juego. El equilibrio competencia-credibilidad depende en gran
medida de cómo se defina el papel del CDO en una empresa concreta. De hecho,
observamos que las funciones y responsabilidades de los CDO difieren
ampliamente entre las organizaciones. Hay quiénes hacen hincapié en áreas
tácticas como la comercialización digital o la tecnología; mientras que otros
tienen un enfoque transversal-funcional y bastante ambiguo en la estrategia y
transformación digital.
Aunque los candidatos externos
pueden aportar competencia y experiencia digital crítica a las organizaciones
que buscan una mejor base digital, pueden tener dificultades para crear
credibilidad para el cambio organizativo necesario.
Roles de baja ambigüedad
Muchos CDO reciben roles
relativamente bajos en ambigüedad; es decir, el alcance de sus
responsabilidades y objetivos está claramente definido. Estas organizaciones tienden
a centrarse en una de las siguientes dos esferas:
La primera gira en torno a la comercialización,
las comunicaciones, el e-commerce, el compromiso del cliente, y el desarrollo
del producto. Los ejecutivos digitales con este enfoque tienden a venir de la
publicidad y las industrias creativas con antecedentes en el marketing digital.
La segunda esfera prioritaria es la tecnología,
en particular las herramientas digitales, los sistemas y los programas
informáticos que sustentan el panorama de la tecnología de la información de
una organización. En estos casos es común CDO con una formación más técnica y
una experiencia de trabajo en las funciones de TI institucionales.
Sugerir que esas funciones son
poco ambiguas no significa subestimar los desafíos que entrañan. De hecho, los
CDO de marketing o IT-focus abordan rutinariamente tareas que son
extremadamente difíciles de manejar. Estos CDO controlan en gran medida sus
dominios, y sus principales desafíos son intra- más que ínter-organizacionales.
Para los CDO en estos roles, la necesidad de competencia digital es
extremadamente alta. Sin ella, no pueden abordar la naturaleza profunda
dominio-específica de su posición.
Roles de alta ambigüedad
Un segundo tipo de CDO es aquel
con una alta ambigüedad en los objetivos de su rol, tales como definir la
estrategia digital de una organización o ejecutar su transformación digital.
Estos objetivos pueden ser nebulosos, y los medios para alcanzarlos no están
generalmente bien especificados. En tales situaciones, los CDO recién contratados
a menudo tienen que dedicar una cantidad considerable de tiempo a elaborar sus
propias descripciones de funciones, incluida la definición de los objetivos de
los resultados y las medidas de éxito.
Este tipo de papel de
transformación puede ser seriamente complicado por la resistencia
organizacional, especialmente si la organización está funcionando bien.
Por lo tanto, en tales
situaciones, los CDO deben obtener resultados mediante la influencia y no
mediante la autoridad oficial.
Por consiguiente, la creación de
credibilidad interna es primordial para estos ejecutivos. Sin credibilidad, el
CDO puede quedar rápidamente marginado o ignorado dentro de la organización,
con sus probabilidades de éxito disminuyendo significativamente.
¿Contratar interna o externamente?
La decisión de contratar un CDO interna
o externamente está vinculada a la ambigüedad del papel.
Los roles de baja ambigüedad, como los centrados principalmente en el marketing
digital o TI, requieren altos niveles de competencia digital, pero sólo niveles
medios de credibilidad interna.
Por el contrario, los CDO con
roles de alta ambigüedad requieren
niveles muy altos de credibilidad interna. Aunque la competencia digital sigue
siendo necesaria, influye menos en su éxito general. Para CDO de alta ambigüedad,
saber cómo las tecnologías digitales encajan en el panorama empresarial hace la
diferencia entre el fracaso y el éxito. La política interna es un obstáculo
constante para cualquier esfuerzo de transformación. Por ello, los candidatos
internos tienden a tener una ventaja inherente en estas situaciones debido a su
profundo conocimiento de las reglas, estructuras, y contextos que están ocultos
a los forasteros.
Equilibrio en la Contratación de CDO
La elección del mejor líder
digital es algo cada vez más importante en las empresas, a medida que la
irrupción digital va tomando cada vez más fuerza. Aunque la competencia y la
experiencia digitales son necesarias, no siempre serán suficientes.
A pesar de que exista una
preferencia por parte de las empresas por la búsqueda de CDO externos a la
compañía, no se debería pasar por alto a los candidatos internos.
Es importante recordar que los CDO
contratados externamente con altos niveles de competencia digital tienden a
funcionar mejor en los papeles de baja-ambigüedad que se centran en la
comercialización o la tecnología, mientras que los CDO contratados internamente
que tienen una alta credibilidad interna funcionan mejor en alto-papeles de ambigüedad,
como transformar una empresa o definir una estrategia digital.
Lograr el equilibrio correcto de competencia-credibilidad es esencial para el éxito en este mundo digital.
“Los mejores equipos de colaboración obtienen la productividad de su diversidad y su estructura de abajo hacia arriba”
Durante varias décadas, todo el impulso en el mundo de los negocios ha estado en torno a la reingeniería de procesos de negocios. Según John Hagel los negocios se están convirtiendo cada vez más en prisiones. La clave para acelerar el aprendizaje y la mejora del rendimiento es crear pequeños grupos de trabajo que enfrentan nuevas situaciones. Te presentamos las 6 claves para crear grupos de trabajo eficientes.
1. Haz visible lo invisible
Los grupos de trabajo son la parte invisible de la organización. Las empresas son implacables e el seguimiento del rendimiento a nivel de individuos y departamentos. Las compañías saben que los grupos de trabajo están ahí fuera, pero cuando les preguntan si tienen algún grupo de trabajo que estuviera acelerando la mejora del rendimiento, no sabrían contestar. Es curioso ver que las empresas dependan de estos grupos de trabajo y, sin embargo, sean invisibles.
Los ejecutivos deben prestar atención a los grupos que mejoran el rendimiento, identificarlos y velar por mantener lo que se ha logrado. La forma en que se define el desempeño es alrededor de la eficiencia. Si realmente se quiere acelerar el rendimiento, se debe dejar de centrar en la eficiencia. Si se enfoca en la efectividad y productividad, el impacto y el valor que se entrega no tiene límite. Para conseguir esto se requiere un cambio de mentalidad.
2. La diversidad es un requisito para el éxito
Una de las prácticas que se encuentran en los grupos de alto rendimiento es el potencial de fricción, a pesar de que muchas empresas lo consideran un problema, es la clave para acelerar la productividad y aprender en grupo. El éxito reside en hacer reuniones con personas que no se van a poner de acuerdo en lo que se necesita hacer. Esto fomenta la productividad, tener ideas y perspectivas para desafiarse mutuamente y avanzar más rápido.
3. El arte de preguntar
Los grupos de trabajo que se han formulado una pregunta para la cual nadie tiene una respuesta, están motivados constantemente a encontrar formas de responder esa pregunta. En este ámbito, el líder es el que tiene más responsabilidad que ninguno. Él es el que tiene las preguntas más poderosas e inspiradoras y que reconoce que no tiene todas las respuestas e invita a otros a hacer más preguntas. Si tienes todas las respuestas, no te haces las preguntas suficientemente buenas para avanzar.
4. Alienta a formar pequeños grupos de trabajo
Las grandes corporaciones gastan demasiado dinero en intentar automatizar y estandarizar los procesos. Para alentar que se construyan grupos de trabajo con productividad y una estructura de abajo hacia arriba, es hacer justo lo contrario. Es necesario salir de la mentalidad de que todo es un proceso. El mundo cada vez más incierto, más impredecible y necesita organizarse de una manera que permita abordar esto.
5. El poder de los grupos en el aprendizaje continuo
Los grupos pequeños de aprendizaje crecen bajo un entorno de presión creciente, con el tiempo todo va a ser más difícil. Compartir conocimiento existente en el entorno laboral, es realmente poderoso. Se necesitan entornos que promuevan la expansión de conocimiento para crear conocimiento nuevo y lograr productividad. Ahí es donde reside el poder de los grupos de trabajo.
6. La importancia de un líder fuerte
Un líder fuerte debe ser capaz de crear entornos dónde haya fricción en los componentes del grupo para desafiarse con respeto, de esta manera el grupo tiene un objetivo en común y una aspiración para mejorar aún más.
Una de las prácticas poderosas de un líder fuerte es la reflexión. Retroceder regularmente y analizar lo que se ha hecho es lo que realmente impulsa la oportunidad de acelerar el aprendizaje y mejorar el rendimiento. Muy pocas empresas hacen esto, en un mundo donde hay que hacer las cosas más rápido ¿quién tiene tiempo para sentarse y reflexionar? Se ha demostrado en numerosas ocasiones que el aprendizaje significativo es a través de la acción.
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