La depresión postvacacional es real

La depresión postvacacional es real

¿Sabías que, a partir de la tercera semana de diciembre, el trabajo en muchas oficinas empieza a ir más despacio?

Esto se debe a que empiezan las fiestas navideñas y los cliente pueden ser más difíciles de encontrar, la energía y motivación disminuyen, y muchas personas dejan de trabajar para pasar estos día entre familiares y amigos.

Pero entonces, llega enero, y con él, tienes que volver al ritmo de antes. Esto puede ser difícil después de haber estado durante una o dos semanas fuera. Si te estas sintiendo así, aquí te enseñamos algunos tips para salir de esta depresión postvacacional

Tip 1: Enfócate hacia adelante.

Es normal que cuando se acerca el día de año nuevo, pienses en lo que has logrado es este año pasado. La contribución que has hecho en tu oficina, la relaciones que solidificaste, los proyectos, las colaboraciones, etc. Pero también es momento de recordar algunos fracasos, estos pueden ser, muchas veces, fuentes de inspiración de propósitos para el próximo año nuevo. Pero también pueden aumentar los sentimientos de depresión y ansiedad que debilitan tu motivación.

Es importante comenzar el año nuevo con objetivos, con nuevos desafíos y mucha energía, centrándote en el futuro y verlo como nuevas oportunidades para tener éxito.

Tip 2: Se específico.

Tus reflexiones sobre el año pasado también pueden llevarte a comprometerte con hacer cambios. Pero si estos compromisos son abstractos como “ser más productivo” o “conseguir un nuevo trabajo” pueden hacer que te paralices. Es mejor convertir tus nuevos objetivos en acciones más específicas que cuando se sumen conduzcan al resultado deseado. 

Esta especificidad tiene dos beneficios: Primero, que requiere que pienses que es lo que tienes que hacer realmente para lograr tus metas, e incluso puedes descubrir que te faltan ciertas habilidades que necesitas aprender. Y, en segundo lugar, ser especifico te obliga a reorganizarte tu agenda. Una de las razones por las que muchas personas no acaban de lograr sus objetivos es que a menudo no encuentran el tiempo suficiente para realizar estas tareas con éxito.

Tip 3: Haz las comparaciones sociales correctas.

Otro motivo de la depresión postvacacional es la comparación social. Hay dos tipos de comparaciones sociales:

Las comparaciones sociales a la alza: Implican compararse con alguien mejor que tú. Estas comparaciones tienden a hacerte sentirte mal contigo mismo, pueden frustrarte y desmotivarte.

Las comparaciones sociales a la baja: Comparaciones con alguien peor que tú. Estas, generalmente hacen que te sientas bien contigo mismo y tu situación. Pero aun así a veces no te generan la suficiente motivación para seguir por este camino.

No puedes evitar hacer comparaciones sociales, pero puedes darles la vuelta y gestionarlas para que estas te motiven. Por ejemplo, puedes compararte con alguien un poco mejor que tú, pero que su rendimiento sea parecido al tuyo y así puedas realizar algunas acciones para llegar a su nivel. También puedes compararte con tu yo del pasado, mirar tu trayectoria, reconocer tu propio crecimiento y motivarte para seguir alcanzando nuevos objetivos.

Sabemos que, en la mayoría de los casos, empezar el año con una rutina no es muy agradable. Sin embargo, haciendo unos pequeños cambio de perspectiva, puedes empezar el año con más motivación, entusiasmo y con ganas de superarte a ti mismo.

Qué es realmente la autoconciencia y cómo cultivarla

Habilidades

La autoconciencia parece haberse convertido en la última palabra de moda de la administración, y por una buena razón. La investigación sugiere que cuando nos vemos claramente, somos más seguros y más creativos. Tomamos decisiones más sólidas, construimos relaciones más fuertes y nos comunicamos de manera más efectiva. Tenemos menos probabilidades de mentir, engañar y robar. Somos mejores trabajadores que reciben más promociones. Y somos líderes más efectivos con empleados más satisfechos y empresas más rentables.

Aunque la mayoría de las personas creen que son conscientes de sí mismas, la autoconciencia es una cualidad realmente rara. De las investigaciones realizadas al respecto, cabe destacar tres hallazgos:

1.Hay dos tipos de autoconciencia

Durante los últimos 50 años, los investigadores han utilizado diferentes definiciones de autoconciencia. Por ejemplo, algunos lo ven como la capacidad de monitorear nuestro mundo interior, mientras que otros lo etiquetan como un estado temporal de autoconciencia. Otros lo describen como la diferencia entre cómo nos vemos y cómo nos ven los demás.

Si estudiamos los estudios realizados, dos categorías amplias de autoconciencia siguen apareciendo:

  • Autoconciencia interna: representa cuán claramente vemos nuestros propios valores, pasiones, aspiraciones, y cómo se ajustan a nuestro entorno, reacciones e impacto en los demás. La autoconciencia interna está asociada con una mayor satisfacción laboral y de relación, control personal y social y felicidad; y está relacionado negativamente con la ansiedad, el estrés y la depresión.
  • Autoconciencia externa: significa comprender cómo nos ven otras personas, en términos de los mismos factores enumerados anteriormente. Las personas que saben cómo los ven los demás son más hábiles para mostrar empatía y tomar las perspectivas de los demás. Los líderes que se ven a sí mismos como lo hacen sus empleados, tienden a tener una mejor relación con ellos, se sienten más satisfechos con ellos y los ven como más efectivos en general.

Los líderes deben trabajar activamente para verse claramente y obtener retroalimentación para comprender cómo los ven los demás. La conclusión es que la autoconciencia no es una verdad. Es un delicado equilibrio de dos puntos de vista distintos, incluso competitivos.

2. La experiencia y el poder obstaculizan la autoconciencia

Contrariamente a la creencia popular, los estudios han demostrado que las personas no siempre aprenden de la experiencia, que la experiencia no ayuda a las personas a extraer información falsa, y que vernos a nosotros mismos como altamente experimentados puede evitar que hagamos nuestra tarea, buscar evidencia que no confirme y cuestionar nuestras suposiciones.

Y así como la experiencia puede conducir a una falsa sensación de confianza sobre nuestro desempeño, también puede hacernos confiar demasiado en nuestro nivel de autoconocimiento. Del mismo modo, cuanto más poder tenga un líder, más probabilidades tendrá de sobreestimar sus habilidades y capacidades.

Existen dos explicaciones principales para este fenómeno. Primero, en virtud de su nivel, los líderes superiores simplemente tienen menos personas por encima de ellos que pueden proporcionar comentarios sinceros. En segundo lugar, mientras más poder ejerza un líder, las personas menos cómodas estarán para darles una respuesta constructiva, por temor a que perjudique sus carreras. Pero este no tiene que ser el caso. Un análisis mostró que los líderes más exitosos, contrarrestan esta tendencia al buscar comentarios críticos frecuentes (de jefes, compañeros, empleados, su junta, etc.). Se vuelven más conscientes de sí mismos en el proceso y llegan a ser vistos como más efectivos por otros.

Las personas que mejoraron su autoconciencia externa lo hacen buscando comentarios de críticos amorosos, es decir, personas que tienen en mente sus mejores intereses y están dispuestas a decirles la verdad.

3. La introspección no siempre mejora la autoconciencia

También se asume ampliamente que la introspección (examinar las causas de nuestros propios pensamientos, sentimientos y comportamientos) mejora la autoconciencia. Después de todo, ¿qué mejor manera de conocernos a nosotros mismos que reflexionando sobre por qué somos como somos?

Sin embargo, las personas introspectivas son menos conscientes de sí mismas y reportan una peor satisfacción laboral y bienestar.

El problema con la introspección no es que sea categóricamente ineficaz, sino que la mayoría de las personas lo están haciendo incorrectamente. Para entender esto, veamos posiblemente la pregunta introspectiva más común: “¿Por qué?” Preguntamos esto cuando tratamos de entender nuestras emociones, nuestro comportamiento o nuestras actitudes.

Como resultado, «por qué» es una pregunta de autoconciencia sorprendentemente ineficaz. Simplemente no tenemos acceso a muchos de los pensamientos, sentimientos y motivos inconscientes que estamos buscando. Y debido a que hay tantas cosas atrapadas fuera de nuestra conciencia, tendemos a inventar respuestas que se sienten verdaderas pero que a menudo están equivocadas. En consecuencia, el problema de preguntar por qué no es solo qué tan equivocados estamos, sino qué tan seguros estamos de que estamos en lo correcto. La mente humana rara vez opera de manera racional, y nuestros juicios rara vez están libres de prejuicios. Tendemos a saltar sobre cualquier «percepción» que encontremos sin cuestionar su validez o valor, ignoramos la evidencia contradictoria y forzamos nuestros pensamientos a ajustarse a nuestras explicaciones iniciales.

Otra consecuencia negativa de preguntar por qué, es que invita a pensamientos negativos improductivos. Las personas que son muy introspectivas también tienen más probabilidades de quedar atrapadas en patrones reflexivos.

Entonces, si por qué no es la pregunta introspectiva correcta, ¿hay una mejor? Para aumentar la auto-percepción productiva y disminuir la rumia improductiva, debemos preguntar qué, no por qué. Las preguntas sobre «qué» nos ayudan a mantenernos objetivos, centrados en el futuro y capacitados para actuar sobre nuestras nuevas ideas.

En conclusión: los líderes que se centran en desarrollar una autoconciencia interna y externa, que buscan comentarios honestos de críticos amorosos y que preguntan qué, en lugar de por qué, pueden aprender a verse a sí mismos con mayor claridad, y cosechan las muchas recompensas que aumentan el autoconocimiento. Y no importa cuánto avancemos, siempre hay más que aprender. Esa es una de las cosas que hace que el viaje hacia la autoconciencia sea tan emocionante.

Aprende esto y más en nuestro nuevo Curso de Autoconocimiento y Productividad.

Un buen storytelling conecta a los empleados con su trabajo

Talento

Según Danny Meyer, famoso propietario de restaurantes de Nueva York, la clave de su éxito estuvo en crear una “cultura de la hospitalidad” entre sus empleados. Pero, ¿cómo?

Un día, en su Shake Shack (ahora una cadena global gigante) en Madison Square Park, un empleado al que llamaremos Bert era relativamente nuevo y realmente no había comprado todo el asunto de la hospitalidad. Estaba echando un vistazo a su teléfono teléfono mientras pretendía estar ocupado alrededor del comedor al aire libre cuando su supervisora lo vio y se dirigió hacia él.

La mayoría de las organizaciones tienen un Bert en ellas. De hecho, la mayoría de nosotros somos algo así como Bert la mayor parte del tiempo. Realizamos las tareas, pero nos implicamos en nuestro trabajo menos de lo que somos capaces. La consecuencia no es solo una menor productividad; sino una menor calidad de vida. El esfuerzo a medias no es divertido.

Afortunadamente, un líder puede hacer mucho para ayudar a los empleados a tener un sentido más profundo de motivación (y la satisfacción resultante) en su trabajo. Y el primer lugar para comenzar es con la conexión.

La conexión ocurre cuando ves más allá de los detalles de una tarea, hasta sus consecuencias humanas. Cuando te sientes conectado con el propósito moral de tu trabajo, te comportas de manera diferente. Ahora, el «propósito moral» puede sonar elevado, pero no necesariamente significa salvar a un cachorro o curar el cáncer. Puede involucrar cualquier tipo de servicio humano. Y al final del día, todo negocio se trata de servicio.

Ahí es donde entran los líderes. La primera responsabilidad de los líderes, ya sean supervisores de primera línea, gerentes intermedios o ejecutivos, es compensar la inevitable alienación que crean las organizaciones complejas y proporcionar a los empleados una conexión visceral con el propósito humano al que sirven. Y eso es lo que los líderes de Danny Meyer hacen mejor que la mayoría.

¿Qué crees que hizo la supervisora de Shake Shack con Bert? ¿Darle una reprimenda? («¡Espavila, Bert!») ¿Hacerlo sentir culpable? («¡El resto del equipo está recogiendo tu holgura!») ¿Disciplina? («¡Te estoy avisando!»). La supervisora no hizo nada de esto. En cambio, ella contó una historia.

Mientras Bert estaba con su teléfono, se paró junto a las mesas de comedor salpicadas y abarrotadas. Los invitados pasaron junto a él camino a pedir comida. La supervisora se detuvo frente a él, le puso la mano en el hombro y dijo en un tono serio y sincero: «Hola Bert, hace veinte minutos una joven madre dejó a su hija de dos años en una de estas sillas mientras ella fue a la ventana de pedidos para comprar su comida. Cuando se alejó, su hija comenzó a deslizar su mano hacia adelante y hacia atrás sobre la mesa manchada con salsa de tomate de uno de nuestros huéspedes anteriores. Luego comenzó a lamerlo de su mano”. Bert se encogió. Entró en pánico y miró las mesas para ver cuáles podrían poner al próximo niño de dos años en riesgo y comenzó a limpiarlas.

Los líderes pueden mantener un sentido vivo de conexión, como lo hizo la gerente de Shake Shack, a través de la narración de historias. No tiene por qué ser un ritual elaborado con una audiencia reunida para una noche relajada. No lo es. La mayoría de las narraciones son breves. Implica el uso de ejemplos concretos que replantean un momento personificando las consecuencias humanas.

Los sentimientos de las personas sobre su trabajo son solo en parte sobre el trabajo mismo. Son también, si no más, acerca de cómo enmarcan o contextualizan su trabajo. ¿Ven lo que están haciendo como un ritual sin sentido? ¿Lo ven como un cumplimiento vacío? ¿O lo ven como un deber sagrado? Si cambias el marco, cambias la sensación. Y nada cambia marcos más rápido que una historia.

Es fácil ir en piloto automático como lo hizo Bert. Una vez que una tarea se familiariza, nuestros cerebros le dedican muchos menos recursos cognitivos. Una de las desventajas de este brillante diseño evolutivo es que nos desconectamos. Dejamos de ver más allá de nuestro trabajo, a las personas que afectamos.

En todas las organizaciones donde hay un fuerte sentido de motivación moral, los líderes siempre son narradores. Entienden y actúan bajo su responsabilidad de superar la inevitable alienación de la vida organizacional rutinaria al conectar a los empleados con aquellos a quienes sirven.

Aprende cómo contar historias y dominar el arte del storytelling para conseguir que tus empleados conecten con su trabajo en nuestro nuevo Curso de Storytelling.

¿Necesitas motivación en el trabajo? Las nuevas tecnologías pueden ayudarte

¿Necesitas motivación en el trabajo? Las nuevas tecnologías pueden ayudarte

 

Las investigaciones científicas demuestran que dar consejos, en lugar de recibirlos, es una acción clave para la motivación.

La utilización de nuevas tecnologías supone para una empresa, principalmente, una ventaja competitiva a largo plazo. Sin embargo, en realidad, quienes funcionan como agentes clave en la identificación de nuevos mercados son las personas, no la tecnología en sí misma. 

Pero ¿qué ocurre cuando las personas no se encuentran motivadas en la empresa? ¿cómo nos podría ayudar la tecnología?, ¿qué pasa si los empleados desmotivados que siempre piden ayuda están pasando por alto lo que realmente necesitan?

Desde hace tiempo los psicólogos explican que el hecho de que las personas tropiecen siempre con los mismos problemas se debe a que carecen de la motivación necesaria para convertir su conocimiento en acción. Ante esta evidencia, se proponen darle la vuelta a la situación y preguntan: ¿qué pasaría si en lugar de buscar un consejo, le pedimos a la persona desmotivada que aconseje a otro compañero? A pesar de que dar consejos no implica la adquisición de información nueva, se cree que puede traducirse en un aumento de seguridad en aquella persona que lo da. La confianza en las capacidades de uno mismo puede fomentar la motivación y el éxito incluso más que la capacidad de acción en sí misma.

Este método de dar consejos en vez de recibirlos ha demostrado tener, además, una poderosa capacidad de motivación en otros ámbitos. Por ejemplo, en el ámbito financiero, se ha observado que, aproximadamente el 72% de las personas que luchan por ahorrar dinero se sienten más motivadodos después de dar consejo a después de recibir consejos de expertos. Por otro lado, se observó que el 77% de los adultos que tienen dificultades para controlar su ira encuentran que dar consejos sobre el manejo de ésta es más motivador que recibir consejos de psicólogos profesionales en el ámbito. Por último, se determinó que el 72% de los adultos que quieren perder peso también encuentran que dar consejos es más motivador que recibir consejos de nutricionistas experimentados.

El fracaso repetido en la consecución de las propias metas debilita la confianza de la persona y, por diferentes motivos, dar consejos puede restaurar esta falta de confianza. Dar consejos obliga a la persona a realizar una búsqueda sesgada en su memoria. Esta búsqueda es sesgada ya que, para dar consejos a otros, la persona solo tendrá en cuenta aquellos comportamientos del pasado que le resultaron exitosos.

Las personas creen erróneamente que, tanto ellos como los demás, se sentirán más motivados recibiendo consejos que dándolos. Además, suelen atribuir falsamente sus fracasos de autocontrol a la falta de conocimiento, pero, los verdaderos responsables del fracaso son la falta de confianza y, por ende, la falta de motivación.

Así pues, los empleados que luchen por mantenerse motivados en el trabajo deben dar consejos tanto o más de los que reciben. Por ejemplo, si un empleado está experimentando un problema de gestión de tiempo en su puesto de trabajo, este empleado se verá beneficiado si se le pide que asesore a un compañero sobre cómo priorizar sus tareas y administrar su carga de trabajo.

Otra fuente de motivación importante es el medio en el que se trabaja. Si bien los gerentes deben continuar ayudando a los empleados a través de tutorías directas, pueden replantear la conversación y pedir a los empleados que den consejos a los demás sobre los problemas a los que se enfrentan a diario.

El cambio de paradigma al pasar buscar consejos a dar consejos ofrece un potencial motivacional para nuestros empleados.

 

Para saber más sobre colaboración en tu organización descubre las Comunidades 4.0

Cómo la cultura de la organización da forma a la motivación de los empleados

Cómo la cultura de la organización da forma a la motivación de los empleados

Los líderes empresariales creen que una sólida cultura organizacional es fundamental para el éxito. Sin embargo, a veces cuesta concretar qué es y cómo se controla la cultura.

Para resolver este problema, puede serte útil responder a tres preguntas fundamentales:

1. ¿Cómo la cultura impulsa el rendimiento?

Tras numerosas encuestas e investigaciones, se puede extraer una clara conclusión: el por qué trabajamos determina qué tan bien trabajamos.

En la década de 1980, los profesores Edward Deci y Richard Ryan de la Universidad de Rochester distinguieron las seis principales razones por las cuales las personas trabajan:

    1. Juego: cuando estás motivado por el trabajo en sí mismo. Trabajas porque disfrutas de ello.
    1. Propósito: cuando el resultado directo del trabajo se ajusta a tu identidad. Trabajas porque valoras el impacto del trabajo.
    1. Potencial: cuando el resultado del trabajo beneficia tu identidad. El trabajo mejora tu potencial.
    1. Presión emocional: cuando trabajas porque una fuerza externa amenaza tu identidad. La culpa, el miedo, la presión de grupo o la vergüenza, así como hacer algo para evitar decepciones, son todas formas de presión emocional.
    1. Presión económica: cuando una fuerza externa te hace trabajar. Trabajas para ganar una recompensa o evitar un castigo.
  1. Inercia: cuando el motivo está tan alejado del trabajo y de tu identidad que no puedes identificar por qué estás trabajando. Simplemente trabajas porque así lo hiciste ayer.

El trabajo de muchos investigadores ha descubierto que los tres primeros motivos tienden a aumentar el rendimiento, mientras que los tres últimos lo perjudican. Por tanto, los tres primeros mejoran el rendimiento y están directamente relacionados con el trabajo y, por el contrario, los tres últimos motivos indirectos tienden a reducir el rendimiento porque ya no se está pensando en el trabajo en sí ni en la calidad de los resultados.

Debido a esto, es fundamental maximizar los buenos motivos y minimizar los malos.

Una cultura de alto rendimiento maximiza el juego, el propósito y el potencial que siente la gente de la organización y minimiza la presión emocional, la presión económica y la inercia. A esto se le conoce como la creación de motivación total.

2. ¿Cuál es el valor de la cultura?

Así, las culturas que inspiran más juego, propósito y potencial y menos presión emocional, presión económica e inercia producen mejores resultados para los clientes.

Un buen ejemplo de ello es la industria de las aerolíneas. Las personas comparten terminales y viajan en los mismos aviones, sin embargo, la satisfacción del cliente difiere ampliamente. Al medir la motivación total de los empleados y al comparar las culturas con los resultados de satisfacción, podemos apreciar que la cultura de una organización predice firmemente la satisfacción del cliente.

3. ¿Qué procesos en una organización afectan a la cultura?

Podemos definir la cultura como el conjunto de procesos en una organización que afecta a la motivación total de las personas que la forman. En una cultura de alto rendimiento, estos procesos maximizan la motivación total.

Cuando medimos cómo los procesos afectan a la motivación total de los empleados, caemos en la cuenta de dos cosas:

  • No existe una fórmula mágica. Muchos procesos afectan en gran medida a la motivación total. Algunos de los más significativos son:
      • El diseño del rol
      • La identidad organizacional
      • La escala profesional de posiciones
      • La comunidad
      • La planificación de los recursos y la fuerza laboral
      • EL liderazgo
      • La compensación

Pese a que el liderazgo tiene una gran relevancia, como vemos, otros procesos pueden tener un impacto aún mayor.

  • La cultura es un ecosistema. Los elementos de la cultura interactúan y se refuerzan mutuamente.

¿Qué pueden hacer los líderes al respecto?

Los grandes líderes pueden construir y mantener una cultura de alto rendimiento enseñando a los managers a liderar de forma altamente motivante. Para mejorar la motivación total de los empleados, es necesario que los líderes de equipo:

1. Desarrollen un grupo de reflexión una vez por semana. En esta reunión, cada uno de los empleados responde a tres preguntas:

    • ¿Qué he aprendido esta semana? – Juego
    • ¿Qué impacto he tenido esta semana? – Propósito
  • ¿Qué quiero aprender la semana que viene? – Potencial

2. Expliquen el por qué detrás del trabajo de tu equipo. Detallar cuál es la finalidad y a quién y en qué ayuda y beneficia. Evitar cualquier tipo de presión emocional que perjudique al rendimiento del equipo.

3. Consideren cómo has diseñado los roles de tu equipo. Plantearse si todo el mundo tiene un espacio de juego y pensar en dónde las personas deberían ser libres para experimentar.

Una buena cultura organizacional no es fácil de construir, sin embargo, son las organizaciones que construyen una gran cultura aquellas capaces de satisfacer las demandas de este mundo digital cambiante, acelerado y centrado en el cliente en el que vivimos.

RRHH, Recursos Humanos

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– Liderazgo y motivación

– Lo que realmente influye en la motivación de los empleados

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