La apreciatividad: Apreciar el Mundo que nos rodea

Parece difícil en los tiempos que estamos atravesando apreciar algo del mundo que nos rodea.

Aun así, estamos inmersos en una cantidad enorme de cuestiones positivas, que pueden ir desde nuestra salud, nuestra familia, nuestro trabajo o simplemente, el sol que entra por la ventana…

Muchas veces, al tomar conciencia en medio de todos nuestros pensamientos amenazantes o disconformes, nos damos cuenta de que hay mucho por apreciar.

Pero ¿cómo lograrlo?

 Ser apreciativo

Lo primero que diremos es que ser apreciativo NO es ser optimista. Tal vez sea su prima hermana.

El optimista tiende a negar las cuestiones negativas que lo rodean, mientas que el apreciativo, reconoce la complejidad negativa de una situación y decide focalizarse en los potenciales positivos de la misma, para aprender, capitalizar y pivotear su avance en ese aspecto.

Una definición popular de la apreciatividad es la que refiere a la capacidad de ver y rescatar lo valioso y significativo de las personas, los sucesos y las cosas.  Es la observación deliberada de lo mejor, lo preciado.

Todos tenemos un quantum de apreciatividad y la buena noticia es que podemos aumentarlo y desarrollarlo. Podemos haber sido favorecidos con la “lotería Cortical” es decir, un cerebro preconfigurado para ver lo bueno que hay en el mundo.

La mala noticia es que ese quantum suele estar bastante bajo en la mayoría de nosotros, en parte por la cultura en la que nos hemos desarrollado. Y peor aún es que muchos no saben que cuentan con esta habilidad en su haber. Estamos diseñados para que la apreciatividad no sea permanente, puesto que el cerebro es un eterno buscador de amenazas para asegurar la supervivencia.  El secreto para disfrutarla está en no querer retenerla o negar realidades para creernos más apreciativos, sino en cultivar una apreciatividad sincera.

Bárbara Fredricson, investigadora principal del Laboratorio de Psicofisiología y Emociones Positivas de la Universidad de Carolina del Norte, USA,  opina que el ejercicio de la apreciatividad estimula la aparición de emociones positivas. Y en una metáfora visual, que las emociones positivas provocan lo que provoca un auto descapotable a cierta velocidad: amplia nuestras percepciones. 

¿Cómo nos ayuda en la práctica ser apreciativos?

Independientemente de alcanzar mayores estados de bienestar emocional, no se trata sólo de ir por la vida sonriendo.

La apreciatividad da sentido e impulso a la vida de las personas y de las Organizaciones.

Ser apreciativos inicia un dialogo apreciativo interior, vale decir, los pensamientos se vinculan entre sí a partir de aspectos positivos de una determinada situación y eso genera un dialogo interno que nos dice “es posible”. Se trata, entonces, de un “diálogo de posibilidad”.

El concepto de “diálogo apreciativo” fue desarrollado en la década del 80 por el Dr. David Cooperrider, profesor y Director del departamento de Comportamiento Organizacional de la Escuela de Negocios de la Universidad Case Western, en Cleveland, USA. 

Imágenes de futuro y superación de obstáculos

Las personas y las organizaciones son producto de sus diálogos apreciativos. Estos determinan lo que hacen y lo que hacen determina quienes son. 

Pero ¿por qué algunas personas son apreciativas y crean imágenes positivas en sus mentes y otras crean imágenes negativas o pesimistas?

Es en el diálogo interno donde se “fabrican” las imágenes de futuro que guían nuestras acciones.

El Diálogo Apreciativo le da forma al hábito de buscar y hallar lo positivo y de potenciarlo como una realidad anticipada. Así es como se puede sentir alegría previendo una experiencia agradable y por lo tanto cocrear el futuro que imaginamos. No se trata de negar los obstáculos sino de incorporarlos haciendo foco sobre lo positivo-creativo como fuerza impulsora de un futuro mejor.

Disciplinarse en ser apreciativos

Debemos disciplinar nuestra voluntad a través de acciones sostenidas en el tiempo que nos acerquen a nuestras metas más queridas.

Debemos desarrollar claridad para discernir la mejor manera de llevar adelante esas acciones. 

Todos tenemos problemas. La estrategia es hallar lo que está mal, identificar la causa, construir hipótesis de solución, elegir la mejor y ejecutar un plan. Esto es sabido.

Complementariamente, el diálogo apreciativo No busca problemas sino lo mejor del presente o del pasado, imagina su potencial de enriquecimiento y luego lo construye.

La ventaja del pensamiento positivo es que el es más fuerte que el no, tiene más poder psíquico. Focalizarse en el problema, nos a una alternativa única, mientras que el diálogo abre opciones. Atarse a lo negativo implica considerar  los recursos con los que contamos ahora mismo -que siempre son escasos-  mientras que en el diálogo apreciativo, abundan las posibilidades. Uno cierra y otro abre. Uno apela a la resistencia y el otro a la energía. Uno avanza paso a paso, el otro a ideas que vienen de golpe. Uno a la dirección externa, el otro al “poder interior”. 

Para sintetizar

Estos son algunos beneficios de las prácticas apreciativas:

  • Nos conectan con nuestros recursos internos
  • Aumentan la visión de oportunidades
  • Ponen freno a la negatividad
  • Promueven el optimismo
  • Movilizan la creatividad y la innovación
  • Aumentan nuestras destrezas frente a las adversidades
  • Nos predisponen para el aprendizaje y la iniciativa
  • Nos hacen sentir bien y mejoran nuestra salud

En la Escuela del Bienestar encontrarás una serie de talleres que desarrollan la apreciatividad y las emociones positivas. 

Recuerda que el ejercicio de esta práctica requiere tiempo, perseverancia y cambio de nuestros diálogos internos y que al alcanzarlos en tu mundo se multiplican las posibilidades de avance y bienestar.

Te invitamos a conocer nuestro Atlas del Bienestar Laboral

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