La autoconciencia parece haberse convertido en la última palabra de moda de la administración, y por una buena razón. La investigación sugiere que cuando nos vemos claramente, somos más seguros y más creativos. Tomamos decisiones más sólidas, construimos relaciones más fuertes y nos comunicamos de manera más efectiva. Tenemos menos probabilidades de mentir, engañar y robar. Somos mejores trabajadores que reciben más promociones. Y somos líderes más efectivos con empleados más satisfechos y empresas más rentables.
Aunque la mayoría de las personas creen que son conscientes de sí mismas, la autoconciencia es una cualidad realmente rara. De las investigaciones realizadas al respecto, cabe destacar tres hallazgos:
1.Hay dos tipos de autoconciencia
Durante los últimos 50 años, los investigadores han utilizado diferentes definiciones de autoconciencia. Por ejemplo, algunos lo ven como la capacidad de monitorear nuestro mundo interior, mientras que otros lo etiquetan como un estado temporal de autoconciencia. Otros lo describen como la diferencia entre cómo nos vemos y cómo nos ven los demás.
Si estudiamos los estudios realizados, dos categorías amplias de autoconciencia siguen apareciendo:
- Autoconciencia interna: representa cuán claramente vemos nuestros propios valores, pasiones, aspiraciones, y cómo se ajustan a nuestro entorno, reacciones e impacto en los demás. La autoconciencia interna está asociada con una mayor satisfacción laboral y de relación, control personal y social y felicidad; y está relacionado negativamente con la ansiedad, el estrés y la depresión.
- Autoconciencia externa: significa comprender cómo nos ven otras personas, en términos de los mismos factores enumerados anteriormente. Las personas que saben cómo los ven los demás son más hábiles para mostrar empatía y tomar las perspectivas de los demás. Los líderes que se ven a sí mismos como lo hacen sus empleados, tienden a tener una mejor relación con ellos, se sienten más satisfechos con ellos y los ven como más efectivos en general.
Los líderes deben trabajar activamente para verse claramente y obtener retroalimentación para comprender cómo los ven los demás. La conclusión es que la autoconciencia no es una verdad. Es un delicado equilibrio de dos puntos de vista distintos, incluso competitivos.
2. La experiencia y el poder obstaculizan la autoconciencia
Contrariamente a la creencia popular, los estudios han demostrado que las personas no siempre aprenden de la experiencia, que la experiencia no ayuda a las personas a extraer información falsa, y que vernos a nosotros mismos como altamente experimentados puede evitar que hagamos nuestra tarea, buscar evidencia que no confirme y cuestionar nuestras suposiciones.
Y así como la experiencia puede conducir a una falsa sensación de confianza sobre nuestro desempeño, también puede hacernos confiar demasiado en nuestro nivel de autoconocimiento. Del mismo modo, cuanto más poder tenga un líder, más probabilidades tendrá de sobreestimar sus habilidades y capacidades.
Existen dos explicaciones principales para este fenómeno. Primero, en virtud de su nivel, los líderes superiores simplemente tienen menos personas por encima de ellos que pueden proporcionar comentarios sinceros. En segundo lugar, mientras más poder ejerza un líder, las personas menos cómodas estarán para darles una respuesta constructiva, por temor a que perjudique sus carreras. Pero este no tiene que ser el caso. Un análisis mostró que los líderes más exitosos, contrarrestan esta tendencia al buscar comentarios críticos frecuentes (de jefes, compañeros, empleados, su junta, etc.). Se vuelven más conscientes de sí mismos en el proceso y llegan a ser vistos como más efectivos por otros.
Las personas que mejoraron su autoconciencia externa lo hacen buscando comentarios de críticos amorosos, es decir, personas que tienen en mente sus mejores intereses y están dispuestas a decirles la verdad.
3. La introspección no siempre mejora la autoconciencia
También se asume ampliamente que la introspección (examinar las causas de nuestros propios pensamientos, sentimientos y comportamientos) mejora la autoconciencia. Después de todo, ¿qué mejor manera de conocernos a nosotros mismos que reflexionando sobre por qué somos como somos?
Sin embargo, las personas introspectivas son menos conscientes de sí mismas y reportan una peor satisfacción laboral y bienestar.
El problema con la introspección no es que sea categóricamente ineficaz, sino que la mayoría de las personas lo están haciendo incorrectamente. Para entender esto, veamos posiblemente la pregunta introspectiva más común: “¿Por qué?” Preguntamos esto cuando tratamos de entender nuestras emociones, nuestro comportamiento o nuestras actitudes.
Como resultado, «por qué» es una pregunta de autoconciencia sorprendentemente ineficaz. Simplemente no tenemos acceso a muchos de los pensamientos, sentimientos y motivos inconscientes que estamos buscando. Y debido a que hay tantas cosas atrapadas fuera de nuestra conciencia, tendemos a inventar respuestas que se sienten verdaderas pero que a menudo están equivocadas. En consecuencia, el problema de preguntar por qué no es solo qué tan equivocados estamos, sino qué tan seguros estamos de que estamos en lo correcto. La mente humana rara vez opera de manera racional, y nuestros juicios rara vez están libres de prejuicios. Tendemos a saltar sobre cualquier «percepción» que encontremos sin cuestionar su validez o valor, ignoramos la evidencia contradictoria y forzamos nuestros pensamientos a ajustarse a nuestras explicaciones iniciales.
Otra consecuencia negativa de preguntar por qué, es que invita a pensamientos negativos improductivos. Las personas que son muy introspectivas también tienen más probabilidades de quedar atrapadas en patrones reflexivos.
Entonces, si por qué no es la pregunta introspectiva correcta, ¿hay una mejor? Para aumentar la auto-percepción productiva y disminuir la rumia improductiva, debemos preguntar qué, no por qué. Las preguntas sobre «qué» nos ayudan a mantenernos objetivos, centrados en el futuro y capacitados para actuar sobre nuestras nuevas ideas.
En conclusión: los líderes que se centran en desarrollar una autoconciencia interna y externa, que buscan comentarios honestos de críticos amorosos y que preguntan qué, en lugar de por qué, pueden aprender a verse a sí mismos con mayor claridad, y cosechan las muchas recompensas que aumentan el autoconocimiento. Y no importa cuánto avancemos, siempre hay más que aprender. Esa es una de las cosas que hace que el viaje hacia la autoconciencia sea tan emocionante.
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