El limbo de los mandos intermedios
Hoy en día muchos de los trabajadores que se inician en el mundo empresarial, y algunos de ellos como mandos intermedios, esperan empezar a construir sus bases en una empresa donde su talento y el compromiso con su trabajo sean reconocidos. Pero, no solamente buscan que se reconozca su esfuerzo, sino también que en un futuro el tiempo invertido día a día en su trabajo les haga obtener unos resultados positivos y se les brinde la posibilidad de poder ascender dentro de la misma empresa.
Muchas organizaciones hoy en día se rigen bajo una estructura piramidal, en la cual se emplean una serie de filtros que facilitan la posibilidad de que los empleados que la constituyen puedan ascender a posiciones directivas. Pero, ¿sabemos realmente si este sistema es eficaz para garantizar que lleguen siempre los mejores empleados?
Debemos pensar que existen una serie de factores que influyen en las posibilidades de los empleados de ascender dentro de su misma empresa. Cuando hablamos de factores, nos referimos a aspectos como la cultura de una organización, las políticas de desarrollo, la conciliación familiar, las políticas de incentivos, etc. Pero sin duda, los valores de una organización son uno de los factores más destacables ya que marcan el desempeño y el compromiso del empleado.
No obstante, es imprescindible fijar especial atención en la política de incentivo y motivación que posee una organización. La política de motivación de una organización, se centra en muchas ocasiones en el ascenso del empleado y/o en la subida del sueldo. Estos dos aspectos juegan un papel importante dentro de la motivación del empleado. El ascenso debe estar siempre bien planificado o puede producir contratiempos, para la organización y para el mismo empleado. Estos contratiempos pueden llevar a la posible pérdida de un buen técnico, a ganar un mal gestor y a frustrar a un buen empleado que intentaba expandir sus conocimientos y habilidades. Debemos siempre planificar de la mejor manera el ascenso del personal para evitar estos tres errores en una sola jugada.
Para gestionar de manera satisfactoria un equipo de trabajo, el personal debe estar cualificado y por ello necesitan desarrollar una serie de conocimientos y habilidades básicos para poder desempeñar este tipo de tareas:
– Comunicación
– Delegación de tareas
– Monitorización de tareas y feedback
– Habilidades para motivar e ilusionar a su equipo
– Resiliencia
– Empatía
– Responsabilidad
Toda organización que desee que sus empleados tengan un ascenso satisfactorio y bien planificado, debería dotar a sus empleados de estos conocimientos y habilidades y dejar así a un lado el gran riesgo de cometer errores como los tres que hemos destacado en el anterior párrafo.
Para alejar los posibles riesgos que puedan surgir, podemos destacar tres claves que toda organización debería llevar a cabo:
– Establecer políticas de formación y desarrollo de empleados que se asocien a los objetivos estratégicos y de negociación de la organización.
– Desarrollar políticas de conciliación acordes a la realidad.
– Desarrollar políticas de incentivos seguras, donde los aspectos motivacionales intrínsecos y los aspectos personales sean primordiales.
Todo va cambiando a lo largo del tiempo, y con ello los valores y prioridades de los empleados. Cada empleado tendrá sus aspectos intrínsecos motivacionales y por ello las organizaciones siempre deben buscar la manera de mantener a todos sus empleados motivados y garantizar así el buen funcionamiento de la organización. En esta línea, los aspectos generacionales pueden ayudar a orientar los diferentes incentivos propuestos por las organizaciones.
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