Las nuevas tecnologías, a lo largo de la historia, han exigido grandes cambios de habilidades a las empresas para poder adaptarse. Actualmente el desafío que plantean es el de contratar y desarrollar una nueva generación de trabajadores que usarán la inteligencia artificial, la robótica, la computación cuántica, la impresión 3D y similares.

Pero, antes que las empresas puedan organizar el trabajo y competir por el talento en la era digital, deben identificar sistemáticamente las capacidades actuales para poder innovar y sobrevivir.

La mayoría de las empresas han visto que no pueden simplemente contratar nuevos trabajadores que estén cualificados, ya que supondría un alto coste y no hay suficientes personas con las aptitudes adecuadas. El cambio tecnológico ha propiciado que los cambios sean más rápidos, y, por lo tanto, obliga a las empresas a adaptarse de forma más rápida y eficaz. 

Dado todos los cambios que traerán las nuevas tecnologías, las empresas deben empezar a cultivar cuatro amplias competencias para la innovación del mañana.

1. Omnisciencia:

El talento del mañana debe aspirar a entender todo sobre su empresa, o al menos, más de lo que conocen actualmente. Los empleados deben comprender las conexiones clave, los enlaces entre maquinas físicas y sistemas digitales, y los modelos de negocio actuales y futuros.

Deben conocer los clientes de sus empresas, cómo y cuándo se utilizan los productos y servicios, cómo funcionan los procesos organizacionales y los desafíos y oportunidades.

2. Mentalidad emprendedora:

Aunque pueda parecer obvio, los equipos de innovación necesitaran la actitud emprendedora para tener éxito. Esta no será importante solo para poner límites en el desarrollo de productos, sino que también será imprescindible para los procesos que utilizaran.

3. Bottom-line focus:

Los empleados deben ser hábiles a la hora de pensar en los distintos modelos de negocio, como el diseño e implementación de sistemas. Los trabajadores de una empresa que parecen estar al corriente de los datos también deben ser capaces de averiguar qué significan todos estos datos para el negocio y cómo se pueden monetizar.

4. Inteligencia ética:

Las empresas trabajan con máquinas, estas, aunque están supervisadas por humanos inteligentes, carecen de empatía, y esto puede tener consecuencias para la empresa, el consumidor y la sociedad. Hacer lo correcto, se puede convertir en un gran desafío a medida que los sistemas digitales se vuelvan más complejos. Las personas deben estudiar las elecciones de las maquinas a través de la ética.

Finalmente, cabe destacar que las empresas tradicionales tendrán que experimentar con nuevas estructuras organizativas para poder sacar lo mejor de sus trabajadores, y en ella estará muy presente la transformación digital.

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