Cuarta Revolución Industrial. Cuando el trabajo se vuelve una commodity
La Cuarta Revolución Industrial nos sumerge en un tiempo de cambios rápidos y profundos en la ciencia y la tecnología y, también, en los aspectos sociales y laborales. Los hábitos y modalidades de trabajo, así como también la cultura y valores de las organizaciones sufren una transformación hacia lo digital. La Cuarta Revolución Industrial, borra los límites entre lo físico y lo digital, lo biológico y lo cibernético. Y en este contexto los trabajos rutinarios, mecánicos corren el peligro de volverse commodities.
No cabe duda de que el avance de la tecnología que se viene dando en los últimos años ha supuesto una mejora en la calidad de vida de las personas. Sin embargo, si observamos la otra cara de la moneda, también ha puesto en peligro muchos puestos de trabajo. A lo largo de este post, se tratará la problemática de la sustitución de personal humano por máquinas en las grandes empresas.
Thomas H. Davenport, estudia en uno de sus artículos (When Jobs become Commodities, Julio 2017) como las grandes empresas están empezando a considerar los trabajos que sus empleados realizan cada día como tareas mecánicas susceptibles de ser llevadas a cabo con facilidad con máquinas diseñadas para ello. En palabras del profesor, los trabajos se están convirtiendo en commodities, término inglés que hace referencia a productos no especializados que se elaboran masivamente.
Reflexionemos sobre ello. Generalmente los empleados perciben su trabajo y su aportación como únicos e insustituible. No obstante, la realidad es que un trabajo que se realiza mecánicamente (entendemos que una tarea es mecánica cuando se realizan repetitivamente las mismas acciones), es fácilmente sustituible por máquinas. Por tanto, el quid de la cuestión reside en intentar lograr que nuestros trabajos sean verdaderamente únicos. Cuanto más entren en juego las capacidades humanas más difícil será sustituirnos por máquinas. Este hecho es firmemente defendido por el profesor Davenport quien considera que todo puesto de trabajo se compone de una serie de tareas de las cuales tan solo unas pocas son automáticas.
Veamos un ejemplo. El sector financiero es uno de los campos más afectados por la mecanización del trabajo. El mercado es cada vez más digital y las máquinas pueden determinar con facilidad qué tipo de inversiones son las más adecuadas. Sin embargo los agentes financieros, son los encargados de interpretar los datos ofrecidos por las máquinas y de asesorar a los clientes. Mientras estos mantengan el interés por defender los aspectos humanos que hay detrás de sus tareas, podrán asegurar la subsistencia de su perfil de puesto. En el momento en que se limiten a ofrecer números sin más, podrán ser sustituidos por máquinas.
En definitiva, aquello que nos hace únicos son nuestras capacidades humanas. Pero, ¿cuáles son? La lista podría ser interminable, pero tomaremos algunos ejemplos que seguro nos ayudarán a aclarar nuestras ideas. En primer lugar, cabe destacar la capacidad para pensar y tomar decisiones. Pongamos por caso una fábrica con producción en cadena. ¿Una máquina sería capaz de detectar y de solucionar errores en el patrón de los productos? ¿Y si hablamos de creatividad y de talento? Un robot puede reproducir patrones, pero no inventar nuevos sin la intervención humana. ¿Qué me dices del trato directo al público? Son muchas las personas que acaban por perder los nervios cuando tratan de solucionar un problema con un contestador automático.
Si algo es evidente, es que en la Cuarta Revolución Industrial algunos trabajos mecánicos puedan ser realizados por máquinas, pero siempre habrá tareas que únicamente podrán desempeñar los humanos (de hecho alguien debe crear las máquinas).
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