¡El diálogo en el trabajo es el oxígeno del compromiso y el cambio!

¡El diálogo en el trabajo es el oxígeno del compromiso y el cambio!

¿No sientes a veces que, aun estando todo el día conectado/a en las redes sociales comunicándote todo el tiempo, estas más desconectado/a que nunca?

El problema es que tienes conversaciones cruzadas o monólogos, en vez de auténticos diálogos.

El diálogo es un flujo de significado. Es una experiencia entre personas que busca aprovechar la inteligencia colectiva.

Con el cambio acelerado que estamos viviendo, cada vez más nos esforzamos para que nuestras empresas tengan éxito a pesar de la continua incertidumbre. Necesitamos redescubrir cómo hablar entre nosotros, es decir, cómo participar en un diálogo real. 

Como líder tienes que aprender cómo crear formas para que tus trabajadores piensen realmente juntos. Para esto, se debe desbloquear el potencial humano aprendiendo a pensar juntos.

A continuación, te presentamos seis claves para asegurar que el diálogo prospere en tu organización.

1. Ten en cuenta que el diálogo es una investigación compartida por iguales.

El diálogo efectivo requiere que todos los participantes tengan la misma posición, participen con empatía y compartan un espíritu de investigación donde los temas se exploren abiertamente y sin juicio.

2. Asume la responsabilidad individual de escuchar.

Al participar en un diálogo, debes suspender tus opiniones y conclusiones existentes. La clave es escuchar para comprender y explorar, y no escuchar para responder.

3. Acepta el hecho de que tu punto de vista no es lo único que importa. El diálogo requiere que las personas piensen juntas en una relación.

El verdadero diálogo existe cuando no tomas tu propia posición como la final. Relaja tu control sobre la certeza y considera las otras posibilidades que existen al estar con los demás. 

4. Recuerda alguna vez que participaste en una gran conversación.

Pregúntate: ¿Qué tenía de especial? Lo más probable es que no implicara discutir un punto de vista, sino el sentido de reflexión. 

5. Desarrolla un significado compartido.

El diálogo tiene el potencial de ayudar a grupos o equipos a alcanzar un mayor nivel de conciencia y llegar a un punto de significado compartido. 

El significado compartido comienza con la evolución de la seguridad de nuestras convicciones individuales a una posición de incertidumbre reflexiva.

6. Empieza con las preguntas.

La única forma de involucrar a los trabajadores es mediante conversaciones y no presentaciones. Por tanto, el primer paso es preguntar: «¿Cuáles son las preguntas más críticas que enfrentamos hoy que debemos abordar para nuestro éxito?»

Ahora es el momento de pensar juntos, entablar un diálogo juntos y lograr un mayor éxito… juntos.

Cuando hablamos, rara vez es de manera profunda, en la mayoría de las conversaciones, intercambiamos información o puntos de vista, en lugar de capturar la inteligencia colectiva. 

El problema que tienen la mayoría de las organizaciones es la incapacidad de las personas para pensar y hablar juntas, especialmente en los momentos críticos. Por supuesto, pensar juntos no es tan fácil como parece. Puedes comenzar con una pregunta: ¿Qué conversaciones necesitamos tener para comenzar el proceso de pensar juntos y descubrir el potencial humano en nuestra organización? Esta sola pregunta puede ser todo lo que necesitas para crear un verdadero diálogo en el trabajo que conduzca a un mayor éxito y un compromiso real.

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Resiliencia para el resto de nosotros

Resiliencia para el resto de nosotros

¿Sabías que hay dos formas de ser más resiliente? Una es hablando contigo mismo y la otra entrenando tu cerebro.

Si has sufrido un fracaso significativo es importante contrarrestar los pensamientos derrotistas con una actitud optimista, debes desafiar tu pensamiento deprimente y remplazarlo con una perspectiva positiva. Afortunadamente estos fracasos importantes en la vida raramente se presentan.

Pero ¿cómo te puedes recuperar de los errores que son más frecuentes o los retrocesos menos irritantes? La resiliencia sigue siendo la respuesta. Necesitas entrenar tu cerebro.

El celebro tiene un mecanismo muy diferente para recuperarse del costo acumulativo de las molestias diarias. Seguro que alguna vez que te has enfadado has dicho algo que luego has lamentado, esto es una señal de la amígdala, el radar del cerebro para el peligro. Por el contrario, la resiliencia es la rapidez con la que te recuperas de este estado que nos señala la amígdala.

Los circuitos que nos devuelven la plena energía y concentración después de la acción de la amígdala se concentran en el lado izquierdo, mientras que el lado derecho está más activado cuando estamos angustiados o molestos.

Para abordar esto en el lugar de trabajo, un estudio ofreció a unos empleado un método de entrenamiento de atención, que enseñaba al cerebro a registrar todo lo que sucede en el momento presente con enfoque completo, pero sin reaccionar.

Se les dio las siguientes instrucciones:

  1. Busca un lugar tranquilo y privado donde puedas distraerte durante unos minutos, por ejemplo, cerca la puerta de tu oficina y silencia tu teléfono.
  2. Siéntate cómodamente, con la espalda recta pero relajada.
  3. Concentra tu atención en tu respiración, manteniéndote atento a las sensaciones de la inhalación y exhalación, y comenzar de nuevo en la próxima respiración.
  4. No juzgues tu respiración ni intentes cambiarla de ninguna manera.
  5. Distráete con cualquier otra cosa que se te ocurra: pensamientos, sonidos, lo que sea, déjalos ir y vuelve tu atención a tu aliento.

Después de ocho semanas, y un promedio de 30 minutos al día de practicar mindfulness, los empleados mostraban un cambio de relación del derecho estresado hacia el izquierdo resiliente. 

Para obtener el beneficio completo, una práctica diaria de 20 a 30 minutos funciona mejor; piensa en ello como una rutina mental de ejercicios. Puede ser muy útil tener instrucciones guiadas, pero la clave es encontrar un espacio para ello en tu rutina diaria.

¿TE SIENTES INFELIZ EN EL TRABAJO?

¿TE SIENTES INFELIZ EN EL TRABAJO?

Nos pasamos más de la mitad de nuestra vida trabajando, en la mayoría de los casos lo hacemos por supervivencia, para mantenernos a flote, y acabamos perdiendo de vista nuestra felicidad, y sin darnos cuenta la auto saboteamos. Entonces deberíamos preguntarnos ¿por qué aceptamos trabajos insatisfactorios, altos niveles de estrés, agotamiento inminente e infelicidad crónica? ¿Por qué no nos defendemos?

Múltiples factores explican este malestar contemporáneo. La Asociación Americana de Psicología descubrió a principios de 2017 que los estadounidenses informan más estrés que nunca debido a la política, la velocidad del cambio y la incertidumbre en el mundo. Pero no siempre son las fuerzas externas las que nos empujan fuera de la línea de la felicidad. A veces nos lo hacemos a nosotros mismos. Muchos de nosotros caemos en «trampas de felicidad» comunes: mentalidades destructivas y formas de trabajo que nos mantienen atascados, infelices y, en última instancia, menos exitoso. Tres de las trampas de felicidad más comunes son la ambiciónhacer lo que se espera de nosotros y trabajar muy duro, parecen productivas en la superficie, pero son perjudiciales cuando se llevan al extremo.

LA TRAMPA DE LA AMBICIÓN

Lograr objetivos y avanzar en nuestras carreras nos empuja a ser y hacer nuestro mejor esfuerzo. Pero cuando la ambición se combina con la hipercompetitividad y un enfoque centrado en ganar, nos metemos en problemas. Nos volvemos ciegos al impacto de nuestras acciones en nosotros mismos y en los demás; las relaciones están dañadas y la colaboración sufre; comenzamos a perseguir objetivos en aras de alcanzar objetivos; y el trabajo comienza a perder su significado. 

LA TRAMPA «DEBO»

Hacer lo que creemos que deberíamos hacer, en lugar de lo que queremos hacer, es una trampa en la que todos corremos el riesgo de caer en algún momento de nuestra vida laboral. Es cierto que algunas de las reglas no escritas, que dan forma a nuestras carreras, son positivas, como completar una educación para que podamos ayudar a nuestras familias o observar la puntualidad y la cortesía en el trabajo. Pero muchas de las normas de nuestro lugar de trabajo, los ‘debería’, nos obligan a negar quiénes somos y a tomar decisiones que obstaculizan nuestro potencial y sofocan nuestros sueños.

Para tener éxito en la mayoría de las empresas, las personas tienen que obedecer los deberes sobre cómo vestirse, cómo hablar, con quién asociarse y, a veces, incluso cómo tener una vida fuera del trabajo. En ciertas organizaciones, los zapatos rayados de un candidato reducen sus posibilidades de conseguir el trabajo. En otras, las mujeres deben usar siempre maquillaje y llevar ciertos peinados para poder seguir en la empresa. También hay compañías donde es imposible que los hombres asuman roles de liderazgo a menos que estén casados, con mujeres. Estas estadísticas cuentan una historia de quién «debería» liderar y quién «debería» seguir. Dichas normas tácitas no solo son infundadas (el género, la raza y el estado civil no tienen correlación con la capacidad de liderazgo); también cobran un precio personal cuando sentimos que debemos ocultar quiénes somos o pretender ser alguien que no somos. 

LA TRAMPA DEL EXCESO DE TRABAJO

Algunos de nosotros reaccionamos a las presiones del trabajo del siglo XXI, pasando cada momento que estamos despiertos trabajando, o pensando en el trabajo. No tenemos tiempo para amigos, ejercicio, comida saludable o para dormir. No jugamos con nuestros hijos, ni los escuchamos. No nos quedamos en casa cuando estamos enfermos. No nos tomamos el tiempo para conocer gente en el trabajo o ponernos en su lugar antes de llegar a conclusiones. El exceso de trabajo nos lleva a una espiral negativa: más trabajo causa más estrés; El aumento del estrés hace que nuestros cerebros se ralenticen y compromete nuestra inteligencia emocional; Las consecuencias son menor creatividad y unas habilidades sociales pobres que dañan nuestra capacidad de hacer las cosas.  Esta obsesión con el trabajo puede provenir de nuestros demonios internos: se alimenta de nuestras inseguridades, alivia nuestra culpa cuando vemos que otros trabajan demasiado o nos ayuda a escapar de problemas personales. Muchos trabajadores creen que trabajar más aliviará el estrés: si solo terminan ese proyecto, terminan ese informe, leen todo ese correo electrónico, se sentirán menos fuera de control. 

Pero, por supuesto, el trabajo nunca termina. La pregunta es, ¿cómo salir? La buena noticia es que algunas de las mismas habilidades de liderazgo y mentalidades que te hacen efectivo en el trabajo, pueden ayudarte a escapar y redescubrir la felicidad.

LIBERÁNDOSE

El primer paso es aceptar que mereces felicidad en el trabajo. Eso significa renunciar a la creencia errónea de que el trabajo no está destinado a ser una fuente primaria de realización. Todos los trabajos pueden proporcionar satisfacción. El trabajo puede ser una fuente de felicidad real, que se define como un disfrute profundo y permanente de las actividades diarias, alimentadas por la pasión por un propósito significativo, una visión esperanzadora del futuro y las verdaderas amistades.

PROPÓSITO, ESPERANZA Y AMISTAD

Usar la inteligencia emocional para eliminar las barreras a la felicidad es un primer paso en el viaje hacia una mayor satisfacción en el trabajo. Pero la felicidad no ocurre mágicamente: debemos buscar activamente el significado y el propósito en nuestras actividades cotidianas, fomentar la esperanza en nosotros mismos y en los demás, y construir amistades en el trabajo.

Demasiadas personas creen que, si tienen éxito, serán felices. Pero esto es al revés. El autor y psicólogo Shawn Achor lo dice directamente: «La felicidad es anterior al éxito». Esto se debe a que las emociones positivas que se generan al participar, realizarse y valorarse en el trabajo tienen una serie de beneficios: nuestros cerebros funcionan mejor; Somos más creativos y adaptables; Tenemos más energía, tomamos decisiones más inteligentes y gestionamos mejor la complejidad. Es simple: las personas felices se desempeñan mejor que sus compañeros infelices. Es hora de reclamar nuestro derecho a la felicidad en el trabajo. 

Para comenzar, reemplacemos las creencias obsoletas con una nueva comprensión de lo que podemos esperar del trabajo, y el uno del otro. Libémonos de las trampas que nos alejan de la felicidad. Y comencemos el viaje hacia la realización enfocándonos en descubrir y vivir nuestro propósito en el trabajo, alcanzar una visión convincente del futuro y convertir a los colegas en verdaderos amigos. Estas cosas nos ayudarán a crear lugares de trabajo que honren nuestra humanidad y fomenten el éxito sostenible, lugares de trabajo en los que las ideas, las necesidades y los deseos sean importantes, al igual que la felicidad.

GESTIÓN DEL TIEMPO: Un plan práctico para cuando te sientas abrumado

GESTIÓN DEL TIEMPO: Un plan práctico para cuando te sientas abrumado

En general, diciembre es a menudo un mes difícil, ya que normalmente te estas recuperando de las vacaciones de verano, vuelven los clientes, hay que recuperar el impulso de los proyectos, etc. 

Seguro que además de tu trabajo habitual tienes otras tareas que son más o igual de importantes, como diseñar, facilitar, preparar, entregar, etc. 

Puede ser que el trabajo sea abrumador y cada vez que empiezas con algo te distraes fácilmente, como por ejemplo: una llamada telefónica, internet, un correo o incluso un vídeo que no tiene ningún valor. De hecho, este es el momento en el que se necesita ser más eficiente, pero sucede todo lo contrario y te vuelves menos eficiente que nunca.  

Ahora mismo seguro que estás pensando todo lo contrario, cuando tenemos mucho que hacer nos volvemos muy productivos para lograrlo. Y a veces eso sucede, sin embargo, cuando tenemos mucho que hacer, podemos congelarnos.

Girando sin tracción, nos movemos rápido pero no avanzamos en las cosas que están creando nuestro estrés. Porque cuando hay tanta competencia por la atención, no sabemos por dónde empezar y, por lo tanto, no comenzamos por ningún lado. 

La Escuela de Negocios de la Universidad de Columbia realizó un estudio en el que se ofreció a un grupo de personas seis tipos de mermeladas para comprar, mientras que a otro grupo se le ofrecieron veinticuatro mermeladas, incluidas las seis mermeladas del primer grupo. Con todas estas opciones pensarás que al grupo que se les ofrecieron las veinticuatro mermeladas sería más probable que comprara una, pero es todo lo contrario. Aquellos del grupo de seis mermeladas tenían diez veces más posibilidades de comprar una jarra de mermelada porque cuanto más numerosas sean nuestras opciones, más difícil será elegir una, por lo que terminamos no escogiendo nada. 

Esto es lo que sucede cuando tenemos demasiadas cosas que hacer. Nos abrumamos y no hacemos ninguna de ellas. 

Por lo tanto, para ayudarte en este proceso como prioridad dedica unos minutos para evaluar tus obligaciones del día. Resiste el uso de las tecnologías para esta tarea.

¿Por qué? Porque de alguna manera escribir y tachar cosas, crea impulso. Segundo, dedica no más que unos 15 minutos para eliminar todas las tareas más fáciles y rápidas que puedas.

El objetivo es tachar tantos elementos como sea posible en el menor tiempo posible. Tercero, cuando hayan transcurrido los 15 minutos apaga los dispositivos y elija la tarea más compleja de su lista, la que aporta más estrés o que la tenga más prioridad. Tómese un descanso y luego comience nuevamente el proceso. 

Trabajar dentro de un marco de tiempo específico y limitado es importante porque la carrera contra el tiempo nos mantiene enfocados. Cuando nuestro estrés se generaliza se vuelve difuso dificultando su manejo.

El uso de un marco de tiempo corto de realidad y estratégico aumenta la presión, sin embargo, mantiene nuestros esfuerzos específicos enfocándonos en una sola tarea que deriva en un aumento del estrés motivador mientras reduce simultáneamente el estrés negativo y desconcertante. 

Ayuda a tu equipo a sentir el propósito en el trabajo

Ayuda a tu equipo a sentir el propósito en el trabajo

Seguro que no te gusta sentirte como un robot en tu jornada laboral. Todo el mundo quiere sentirse inspirado, encontrar un significado y ver el impacto que tiene su trabajo en los demás, cuando esto ocurre, los trabajadores son más comprometidos, innovadores y productivos. 

Si eres un líder debes tener claro que ayudar a los demás a tener un sentido de propósito, es una herramienta muy poderosa. El propósito consiste en ayudar a las personas a ver su impacto en los demás, pero para conseguirlo se necesita más que una charla motivacional. 

¿Cómo puedes ayudar a los demás a tener un propósito?

Hazlo personal

El propósito debe ser personal y provocar una reacción emocional, debe sentirse. 

Si los trabajadores ven la causa y el efecto de sus aportaciones y el progreso de su equipo, o entienden el impacto en que un cliente obtenga su producto a tiempo, o experimentan de primera mano cómo su rol es necesario para otras personas, sentirán un sentido de propósito.

Hazlo auténtico

Debes creer lo que dices y haces. Esto marca la diferencia. Si tus intentos de crear un propósito no se alinean con tus otros comportamientos, los empleados verán tus tácticas más que inspiradoras, manipuladoras.

Si eres un líder y estás tratando de vender un propósito a tus trabajadores, pero no has actuado de manera consistente con ese propósito en el pasado, tu mensaje será contraproducente. Los humanos son máquinas de detección de autenticidad: nos atrae la sinceridad y rechazamos las mentiras y la falta de sinceridad.

Si te inspiras personalmente al escuchar a los clientes y realmente crees en lo que estás diciendo, entonces hazlo. Si no es así, podrías crear más sentimientos de manipulación que de inspiración.

Hazlo perpetuo

Si consigues que el propósito sea personal y auténtico, no puedes promoverlo solo una vez, debes convertirlo en una rutina.

La mayoría de los líderes están de acuerdo en que la mayoría de los empleados no «entienden» el propósito de sus organizaciones. Esto es porque el propósito no es personal ni emocional. Mucho de los líderes pronuncian un discurso sobre los objetivos a alcanzar en vez de ayudar a poner a los empleados en contacto directo con las personas a las que sirven.

El propósito puede hacer maravillas en la aportación de los trabajadores cuando los líderes clo promueven con un enfoque personal, auténtico y perpetuo.

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La importancia de registrar las expectativas individuales

La importancia de registrar las expectativas individuales

¿Hace tiempo que quieres saber cómo la toma de decisiones grupales puede conducir a mejores resultados? En este post te enseñamos un nuevo enfoque.

Este es el caso de la compañía de electricidad general (GE), la cual es líder a escala global. Esta opera en sectores estratégicos para el crecimiento económico y el desarrollo de la sociedad, como la energía, la salud y el transporte.

En esta empresa se destaca el problema de que los ejecutivos hacían promesas a los accionistas sobre los ingresos y las ganancias que los gerentes sabían que eran imposibles.

Es por esto que se desarrollo una hoja de cálculo básica para capturar las expectativas individuales de volumen, precio e ingresos de todos para la asociación.

Convirtieron la hoja de cálculo en un tablero interactivo y todos los empleados de la empresa podían participar, además de poder ver los resultados colectivos y dónde estaban las variaciones, en forma de gráfico.

Esta herramienta ayudó a identificar rápidamente las áreas que necesitaban más discusión antes de poder tomar decisiones acertadas.

Ahora es un instrumento que lo utilizan en las reuniones con el objetivo de modificar las expectativas individuales y ver cómo esos ajustes cambiarían la media y la varianza.

Eso hace que sea más fácil entender dónde se encuentra el grupo. Quizás más importante, cada parte interesada se siente escuchada y más consciente de los puntos de vista de los demás.

Por tres razones, desde entonces han adoptado esta práctica para una amplia gama de decisiones que incluyen precios, implementación de recursos de ventas y marketing, prioridades de nuevos productos y opciones estratégicas más amplias.

1. La alianza de decisiones y la calidad mejoran cuando se registran las expectativas.

Algunas empresas han investigado que cuando se registran las expectativas individuales junto con los supuestos clave detrás de ellas, se hacen visibles diferencias importantes.

Una persona podría ver 2 + 2 como el problema a resolver, otra podría ver 1 + 3 y otra podría pensar que es 5-1. Incluso si todos llegan a la misma respuesta, registrar y luego discutir la variedad de caminos que las diferentes partes interesadas esperan obliga a todos a pensar de nuevas maneras. Y a menudo el equipo termina concluyendo que 1 + 5 es el punto de partida correcto, y por lo tanto llega a una decisión diferente, inesperada y mejor.

2. Mirar solo los resultados pasados es una forma defectuosa de gestionar el riesgo.

El riesgo depende del contexto, y la situación actual puede presentar obstáculos o restricciones completamente diferentes.

Debido a este hecho, deberíamos fijarnos en la recopilación de expectativas independientes de cada parte interesada que cambia el enfoque de todos al punto de interés real: cómo es probable que la decisión en cuestión se desarrolle en el futuro.

Esas expectativas siguen siendo esencialmente conjeturas, pero están vinculadas al contexto apropiado; vienen de partes informadas; y reflejan una variedad de perspectivas, lo que ayuda a protegerse contra los prejuicios individuales y el pensamiento grupal.

3. Los líderes y sus equipos crecen como tomadores de decisiones cuando registran las expectativas.

Si bien un panel de control puede simplificar el proceso de registro y análisis de expectativas, no puede borrar el elemento humano. No puede obligar a las personas que temen el desacuerdo constructivo a ofrecer voluntariamente sus estimaciones.

No puede consolar a alguien cuyas expectativas a menudo varían ampliamente del resto del equipo. Solo los líderes pueden abordar esos problemas, y para hacerlo, deben reconocer que la toma de decisiones es una habilidad. Las personas necesitan retroalimentación para desarrollarlo.

Registrar las expectativas y compararlas con los resultados reales a lo largo del tiempo puede revelar los prejuicios y puntos ciegos habituales de un líder o equipo. 

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