Decodificando el liderazgo; actualmente muchas organizaciones al hacer procesos de selección o desarrollar las competencias de sus empleados, se preguntan cuáles son las competencias más importantes para un líderazgo efectivo. La cuestión principal es indagar sobre qué tipo de liderazgo promocionar de cara al futuro ya que en el ámbito académico no hay consenso sobre cuál es el más necesario.
El último estudio de Mckinsey muestra que el liderazgo es un factor que revela cual es el estado de la organización, es decir, una variable implícita en el Índice de la salud corporativa. Durante el estudio se entrevistaron a 189.000 trabajadores de 81 organizaciones internacionales para conocer qué tipo de liderazgo se consideraba imprescindible y los resultados fueron muy precisos: de un listado con 20 comportamientos habituales en las organizaciones, el 89% de los entrevistados se decantó por cuatro estilos de liderazgo definiéndolos como los más efectivos.
Los cuatro estilos de liderazgo más efectivos:
1. Apoyo y confianza: Se trata de líderes que comprenden como se sienten las personas de su entorno, gracias a su empatía e inteligencia emocional ofrecen apoyo mediante habilidades sociales y trasmiten autenticidad, sinceridad y confianza. Suelen mostrar un elevado interés por los empleados que están a su alrededor y cuando participan trabajando en equipo son una fuente de inspiración para sus compañeros. Gracias a las relaciones cordiales y el buen ambiente que generan logran motivar a otras personas incitándoles a superar todo tipo de retos y desafíos. Su propósito es incentivar la eficiencia organizacional anticipándose a las inseguridades y amenazas externas que pueda percibir su equipo. Además de gestionar la energía y relaciones de los empleados para evitar conflictos internos.
2. Resolución efectiva de problemas: Se basa en identificar las señales que advierten sobre la presencia de una dificultad, permite al trabajador tomar decisiones de forma efectiva con el propósito de afrontar múltiples situaciones difíciles. Para ser resolutivo, una vez detectado el problema, hay que llevar a cabo una investigación para reunir toda la información relevante y así poder seleccionarla, analizarla y tenerla en cuenta. A continuación, se generan soluciones alternativas, valorando las posibles consecuencias y finalmente se escogen e implementan acciones concretas. En cuanto a desarrollar y aplicar diferentes estrategias forman parte del crecimiento del líder porque le enriquecen dotándolo de más autonomía y conocimiento facilitando la toma de decisiones en el futuro. De cara a verificar si la elección ha sido la correcta habrá que evaluar los resultados y justificar la elección de métodos.
3. Orientación a resultados: El liderazgo consta de diferentes tareas relacionadas con la orientación al logro, precisa de una clara dirección que dirija el esfuerzo de todos los integrantes hacia el cumplimiento de los objetivos y expectativas esperadas de un proyecto común. En definitiva, refleja distintas actividades como desarrollar, comunicar y trasmitir una visión; también comporta saber fijar objetivos realistas con flexibilidad, garantizando que el equipo se sienta cómodo al asumir responsabilidades respecto a los compromisos planificados; además es primordial conseguir buenos resultados habiendo definido claramente los criterios de aceptación. Los líderes dotados de una fuerte orientación al logro tienden a priorizar la importancia de la eficiencia y productividad para llevar a su equipo hacia la excelencia. Por lo tanto, es una de las competencias clave a potenciar si una organización está buscando mejorar los resultados de sus proyectos.
4. Proponer nuevas perspectivas: Proporcionar una amplia gama de puntos de vista sobre una temática de forma colectiva permite incentivar la colaboración íntegra del equipo. De este modo los trabajadores contribuyen de forma activa compartiendo sus ideas, opiniones y puntos de vista enriqueciendo el proyecto. Los líderes que apuestan por la participación colaborativa valoran la diversidad de perspectivas, por consiguiente toman sus decisiones valorando más alternativas y evitando posibles sesgos.
El debate sobre las competencias clave de los futuros líderes sigue abierto y merece la pena recordar que el contexto, cargo y función del empleado que ejerce de líder también es primordial para estudiar el liderazgo. La experiencia empresarial revela que cuando se dan distintas situaciones, cada una requiere el uso de diferentes estilos de liderazgo, sin embargo, el estudio de McKinsey defiende cuales son los comportamientos más relevantes para las empresas que permanecen en primera línea. Y sugiere a las nuevas empresas qué desarrollen las cuatro competencias para sus hacer crecer a sus nuevos líderes, ya que son un excelente punto de partida.
Para poder hacer frente a los cambios de la Era Digital y sacar el mayor beneficio de ellos, se necesitan lideres capaces de llevar adelante los procesos de transformación y cambio de las organizaciones.
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Excelente post. Preciso, oportuno, actual, de gran valor como contribución a la cohesión en equipos de trabajo y en general a cultura organizacional y formación y desarrollo del personal que ocupa posiciones de liderazgo.