En los últimos años el uso de un equipo o varios equipos de trabajo en las empresas ha ido en aumento, siendo éstos fundamentales para atraer a los empleados. Sin embargo, los equipos a menudo no mejoran la participación de los empleados o la productividad.
Algunas de las razonas por las que esto ocurre es porque los líderes tienden a dominar la conversación; no escuchan y cierran otras ideas. En consecuencia, los miembros del equipo a menudo tienen demasiado miedo, o simplemente están demasiado desconectados para contribuir con sus propios pensamientos.
Un claro ejemplo de equipo con buena comunicación en el que todos contribuyen y aprenden lo podemos encontrar en un grupo de comedia improvisada.
En la comedia improvisada, ya sea haciendo una escena o contando una historia, todo el mundo tiene la oportunidad de hablar. Las contribuciones de los miembros son bienvenidas y valoradas, y los participantes colaboran y se apoyan mutuamente mientras trabajan hacia un objetivo común. Es importante involucrar a todos de esta manera: cuando discutimos las ideas y perspectivas de los demás, aprendemos de ellas y nuestras decisiones mejoran. Además, cuanto más sentimos que otros valoran nuestras contribuciones, más probabilidades tenemos de compartir nuestras ideas.
¿Cómo logran lograr una atmósfera tan igualitaria? Estableciendo reglas básicas y utilizando técnicas que fomenten deliberadamente la colaboración. Los líderes empresariales pueden seguir el ejemplo adaptando este enfoque a un entorno corporativo.
Las siguientes tres técnicas de improvisación pueden ser particularmente útiles para los líderes interesados en involucrar a sus equipos:
1. En vez de prepararte para hablar, escucha
Piensa en tu última reunión de equipo. Mientras otros hablaban, ¿estabas realmente escuchando o te estabas preparando para hablar? Con demasiada frecuencia, la respuesta es la última.
Prestar una atención cuidadosa a lo que otros están diciendo — escucharlos plenamente y no hablar hasta que hayan terminado — es un principio fundamental de la improvisación. Tu meta no debe ser planear lo que vas a decir, sino responder en el momento a lo que dice tu compañero. Y eso es posible sólo si estás escuchando atentamente y estás sintonizado con las emociones y el ritmo que tu pareja establece para la escena. Tener que esperar hasta que alguien haya terminado de hablar nos ayuda a estar totalmente presentes y absorber lo que están diciendo.
Los líderes pueden probar algún juego de improvisación durante las reuniones del equipo: después de que alguien termine de hablar, la siguiente persona debe comenzar su respuesta con la última palabra de esa persona, o por lo menos la última idea de la persona. Y los líderes deben asegurarse de seguir las reglas como todo el mundo.
Escuchar también implica dar a otros la oportunidad de hablar y no tomar demasiado tiempo de emisión. Eso significa que la gente debe transmitir sus pensamientos brevemente y claramente en lugar de dominar el debate.
Todos los individuos, independientemente de su estatus o título, pueden jugar un papel en la toma de decisiones de grupo. No todo el mundo va a estar en posición de añadir una palabra emocionante, pero su contribución a la historia importa.
El mismo principio puede ser útil en equipos, ya que los miembros consideran diferentes planes o ideas. Los presentes deben decir lo que piensan incluso cuando no piensan que sus ideas están totalmente horneadas; ya que pueden inspirar a otros a completar sus pensamientos. Al declarar explícitamente al comienzo de una discusión que no hay malas ideas, los líderes pueden animar a todos a contribuir. También pueden hacerlo compartiendo ideas medio-horneadas.
2. No asumas que tienes todas las respuestas
Debido a que todos estamos apegados a nuestras ideas, a menudo tenemos dificultad para permanecer abiertos de mente cuando otros toman la conversación o el trabajo del equipo en una nueva dirección. Muy a menudo, una vez que la gente ha decidido una línea de acción, alejarse de ella es un desafío, incluso cuando la evidencia sugiere que la decisión inicial fue incorrecta. Y cuanto más nos sentimos como expertos en un tema, más difícil es para nosotros cambiar de opinión.
En improvisación, la moneda con la que negocias es impredecible. Nunca sabes lo que tus compañeros dirán a continuación, qué reacciones inspirarás, o incluso cuándo y cómo terminará la escena. Eso es parte de la belleza de la improvisación: siempre estás reaccionando puramente en el momento.
Este mismo tipo de apertura puede beneficiar el trabajo que ocurre en equipos. Los líderes deben invitarlo diciendo a sus empleados al comienzo de la reunión lo importante que es la aceptación y preguntando «Por qué», «Cómo», y «Qué pasa si», tipos de preguntas para mostrar curiosidad. La curiosidad puede abrir la comunicación, reducir el conflicto y mejorar el compromiso.
3. Haz que todo el mundo se sienta lo suficientemente seguro como para contribuir
Las conversaciones en grupo serían más eficaces si nos acercáramos a ellas con curiosidad. Todos nosotros somos demasiado rápidos en juzgar las ideas de los otros, y este impulso se vuelve aún más fuerte para aquellos con un cierto grado de poder sobre otros.
Las diferencias de poder no son tan obvias en la improvisación, pero los jugadores que tienen más talento o confianza podrían fácilmente hacerse cargo de una escena. Después de todo, no hay jerarquía o guion a seguir. En improvisación se afronta este riesgo a través de un principio básico: «Sí, y…». Es decir, incluso cuando no se está emocionado por la dirección que alguien ha elegido, se aceptan los términos de la escena y uno se añade a ellos en lugar de contradecirlos.
Los líderes pueden confiar en el mismo principio para asegurar que los miembros del equipo permanezcan comprometidos. En los entornos de negocios, esta técnica se conoce como «desplomar«: construir sobre la idea de alguien y decir «Sí, y…» en lugar de «Sí, pero…».
Ya sea en un escenario o en un equipo de trabajo, una atmósfera abierta fomenta la confianza, la espontaneidad y la confianza. Los empleados se sienten mucho más cómodos ofreciendo ideas cuando su líder ha demostrado que está abierto a ellos. Al hacerlo, demuestra que respeta a sus empleados y les da la confianza y el sentido de seguridad necesarios para expresar sus opiniones.
Mediante la aplicación de estas técnicas de improvisación en sus equipos, los líderes pueden ayudar a todos a tener más diversión y fomentar más ideas creativas, consiguiendo que todos se sientan escuchados y vean que trabajar en equipo es mejor que hacerlo solo.
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