Las Comunidades de Práctica Virtuales se centran en el aprendizaje colaborativo, una idea que entra en contraposición con la idea clásica de limitar el proceso de aprendizaje a un hecho individual.
El aprendizaje colaborativo surge a partir de la participación en la comunidad, en la cual se adquieren unos conocimientos a través de un proceso con carácter social, es decir, que dichos conocimientos se adquieren a través del intercambio de ideas e intereses entre los participantes.
Si bien el hombre al ser un «ser social» desde sus inicios aprendió y evoluciono en comunidades el concepto de Comunidad de Práctica, tal como lo conocemos en el mundo de la formación hoy, fue introducido por Etienne Wenger (1998) , fue él quien describió las comunidades como “un espacio donde un grupo de personas interaccionan de manera continua compartiendo preocupaciones, problemas o intereses comunes sobre un tema en concreto”. Un espacio flexible e informal, con una estructura formada por sus propios integrantes.
Wenger, no solo compartió su concepto de Comunidad de Práctica sino que también fijó las tres premisas o dimensiones en las que se asienta una comunidad: el compromiso mutuo, la empresa conjunta y el repertorio compartido.
– El compromiso mutuo: lo esencial en una comunidad es que cada participante comparta su propio conocimiento, no siendo más importante el que más sepa, sino aquel participante que más conocimiento comparta con el resto.
– La empresa conjunta: los intereses y las necesidades de los participantes pueden ser distintos. Esto puede ser una gran oportunidad para que deban hacer el esfuerzo de coordinarse entre ellos. Lo ideal es que esos intereses y necesidades les lleven a tener unos objetivos que sean comunes pero a la vez heterogéneos.
– El repertorio compartido: la comunidad con el tiempo va moldeándose a partir de una rutina marcada por sus propios participantes, donde se va utilizando un lenguaje y unas herramientas propias y específicas de los mismos.
Sin duda, las Tecnologías de la Información y de la Comunicación (TIC) también han influido en las Comunidades de Práctica, y con ello les han proporcionado una serie de ventajas que se enumeran a continuación:
1. Visibilidad del experto: es mucho más sencillo identificar al experto del grupo de participantes utilizando las nuevas tecnologías, ya que en una Comunidad de Práctica Virtual queda registrado el número de intervenciones y comentarios que aporta cada participante.
2. Preservar la información: para conservar la serie de documentos que se utilizan en la comunidad, es mucho más práctico un espacio de trabajo virtual donde cada participante pueda acceder a su comunidad y descargarse todo el material que necesite.
3. Visibilidad de la Comunidad de Práctica: si se desea incorporar un nuevo participante en una Comunidad de Práctica Virtual, este nuevo integrante puede ver en el momento de su incorporación el registro de todos los mensajes del resto de compañeros sintiéndose así integrado totalmente en el tema y poder hacer su aportación de manera inmediata.
4. Registros y grabaciones: para conservar todo el material registrado en la Comunidad de Práctica, se pueden realizar entrevistas y relatos orales recopilados a través de audios o vídeos. Esto puede ayudar a los mismos participantes y también a futuros integrantes de otras comunidades.
En toda Comunidad de Práctica, debe haber un moderador o dinamizador que aprecie las cuestiones referentes al tema en el que se rige la comunidad y que comparta intereses con los participantes. Las funciones del moderador o dinamizador pueden ser algunas como:
– Identificar los temas a tratar.
– Planificar las actividades que se deben llevar a cabo.
– Conectar a los miembros de la comunidad y potenciar su desarrollo.
– Gestionar las barreras entre la comunidad y la organización.
– Ayudar a construir la práctica integrando herramientas, métodos y actividades.
– Evaluar las aportaciones que han realizado los miembros en sus organizaciones.
Además, un aspecto realmente importante es cómo poder gestionar la información y los contenidos en una Comunidad de Práctica Virtual. Esta gestión se puede estructurar en base a cinco puntos claves:
1. Comunicación. Existen dos formas de establecer una buena comunicación con los participantes a través de:
– Sesiones asíncronas: como el correo electrónico, los foros y las listas de distribución.
– Sesiones síncronas: como los chats, las videoconferencias, etc.
2. Edición y/o distribución de los recursos de información. Poder editar o distribuir contenidos con diferentes formatos de salida (Word, pdf, html, mp3) para facilitar el acceso a los mismos.
3. Intercambio de la información. Estructurar los contenidos, para que puedan ser consultados según su relación con los objetivos de la comunidad, y las actividades derivadas de los objetivos comunes.
4. Anuncio de información de interés. Publicar toda la información que sea útil y de interés general para los participantes.
5. Alertas. Captar la atención de los participantes enviándoles mensajes de alerta a sus correos personales sobre información de interés de la comunidad.
En Valuexperience, somos expertos en el desarrollo de Comunidades de Práctica Virtuales. Gracias a las comunidades conseguimos generar un ambiente de mejora continua en el área que se desarrolla la intervención. Las Comunidades de Práctica son un excelente aliado para las organizaciones, a través de ellas ayudamos a las organizaciones a obtener una ventaja competitiva sostenible gracias a la innovación sistemática generada por los participantes de las Comunidades.
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