Este podría ser un cambio enorme para ti. Por un lado, las emociones son difíciles de leer. Por otro lado, a menudo hay una desconexión entre lo que las personas dicen que sienten y lo que realmente sienten.
Muchas empresas utilizan grupos focales y encuestas para comprender como se sienten las personas. Ahora, la tecnología de la inteligencia artificial emocional puede ayudar a las empresas a capturar reacciones emocionales en tiempo real, decodificando las expresiones faciales, analizando los patrones de voz, monitoreando los movimientos oculares y midiendo los niveles de inmersión neurológica, por ejemplo. El resultado final es una comprensión mucho mejor de sus clientes, e incluso de sus empleados.
Hay que destacar que, debido a la naturaleza subjetiva de las emociones, la IA emocional es especialmente propensa al sesgo. Por lo tanto, es una orientación o dirección que toma un asunto. Por ejemplo, un estudio encontró que la tecnología de análisis emocional asigna más emociones negativas a personas de ciertas etnias que a otras.
La IA a menudo tampoco es lo suficientemente sofisticada como para comprender las diferencias culturales de expresión y la lectura de emociones, lo que dificulta la obtención de conclusiones precisas. Por ejemplo, una sonrisa podría significar una cosa en Alemania y otra en Japón. Confundir estos significados puede llevar a las empresas a tomar decisiones equivocadas.
Cuando la IA se usa para medir las emociones de los empleados, puede tener serios impactos sobre cómo se asigna el trabajo. Por ejemplo, los empleados a menudo piensan que están en el papel correcto, pero al intentar nuevos proyectos pueden encontrar que sus habilidades están mejor alineadas en otros lugares.
Además, las empresas mejoran la capacidad de crear productos que se adapten a las emociones del consumidor ya que, con el seguimiento de emociones, los desarrolladores de productos pueden aprender qué características provocan la mayor emoción y compromiso de los usuarios. Por eso están brindando herramientas para ayudar a sus empleados a interactuar mejor con los clientes.
Las ideas emocionales podrían usarse para aumentar la experiencia de aprendizaje en todas las edades. Podrías, por ejemplo, permitir a los maestros diseñar lecciones que estimulen la participación máxima, colocando la información clave en los picos de participación y cambiando el contenido en los canales. También ofrecer información sobre los propios estudiantes, ayudando a identificar quién necesita más atención. Por ejemplo, China ya está introduciendo sistemas de detección de emociones en las aulas para rastrear como de enfocados están los estudiantes.
A medida que más y más compañías incorporen IA emocional en sus operaciones y productos, será imperativo que seas conscientes del potencial de sesgo y que trabajen activamente para prevenirlo.
Ya sea por la naturaleza subjetiva de las emociones o por las discrepancias en las emociones, está claro que detectar emociones no es una tarea fácil. Algunas tecnologías son mejores que otras para rastrear ciertas emociones, por lo que combinar estas tecnologías podría ayudar a mitigar el sesgo.
La IA emocional será una herramienta poderosa que obligará a las empresas a reconsiderar sus relaciones consumidores y empleados por igual. No solo ofrecerá nuevas métricas para comprender a las personas, sino que también redefinirá los productos tal como los conocemos. Pero a medida que las empresas incursionen en el mundo de la inteligencia emocional, la necesidad de evitar que los sesgos se filtren será esencial. No actuar dejará a ciertos grupos sistemáticamente más incomprendidos que nunca, muy lejos de las promesas ofrecidas por la IA emocional.
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