Es la cultura corporativa la que crea grandes equipos de trabajo, o son estos los que crean una gran cultura. Es vastamente conocido que lo más importante de una empresa es la gente que la compone, pero… ¿Cómo podríamos definir qué es un gran equipo de trabajo?
Un gran equipo de trabajo es aquél compuesto por personas comprometidas con objetivos comunes planteados con enfoques de trabajo que aceptan la diversidad en las habilidades y perspectivas de los demás.
Con demasiada frecuencia, estos equipos de trabajo actúan como entidades independientes dentro de una cultura más grande, donde las personas sienten poca o ninguna conexión entre sí y con el trabajo. Estas prácticas inevitablemente limitan la efectividad de los equipos de trabajo; Behnam Tabrizi, profesor en la Universidad de Stanford, afirma que el 75% de los equipos de trabajo son disfuncionales, puesto que carecen de claridad en sus objetivos y responsabilidades.
¿Puede una empresa grande obtener el compromiso emocional de sus empleados a través de su experiencia de trabajo en equipo? La respuesta es sí. Pero para construir la atmósfera adecuada, necesitan cultivar este compromiso a nivel institucional. En lugar de adoptar una actitud pasivo-agresiva para oponerse a la empresa, necesitan ver la actividad de su equipo como una fuente de energía emocional para la compañía como un todo.
Diversas investigaciones sobre desarrollo de equipos de trabajo efectivo, han determinado capacidades distintivas de los equipos de trabajo de alto desempeño. Los investigadores encontraron un indicador fundamental de equipos efectivos:
Sus miembros estaban sincronizados entre sí a través de unas pocas normas de comportamiento. Estas normas eran reglas no escritas que determinaban, por ejemplo, cómo llevar a cabo las reuniones. Las normas específicas no importaban. Pero importaba que hubiera algunas reglas básicas fuertes, que permitieran a las personas sentirse respetadas entre sí. En otras palabras, los investigadores encontraron que un buen equipo de trabajo era un «espacio seguro», donde cualquier miembro del equipo podía expresar una idea libremente y sin recriminación.
En equipos disfuncionales, por otro lado, los miembros no aceptaban las ideas de los demás; las personas tenían miedo de tomar riesgos, de hablar abiertamente y de ofrecer esos conocimientos rápidos que podrían no estar basados en la lógica, pero que a menudo son valiosos. Resultó que los aspectos puramente funcionales del rendimiento de un equipo (los antecedentes profesionales, la experiencia, el manejo o la inteligencia de los miembros, por ejemplo) no eran tan relevantes para el éxito como este contexto del equipo de trabajo como “espacio seguro”.
En conclusión, cuando la energía emocional de un equipo se refuerza mediante algunas prácticas claras, el equipo continúa desarrollando su dominio y compromiso mutuo. Los equipos de este tipo crean y mantienen fuentes de energía emocional que se propagan a la cultura de la compañía que las rodea.
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