Hoy, más que nunca, las compañías se cuestionan “¿Cómo se puede ser competitivo en este mundo digital?” La realidad es que, con la estrategia digital correcta, las compañías pueden ver un crecimiento significativo en sus productos y servicios.
Para lograr el éxito, la Transformación Digital de la organización es clave. La Transformación Digital, conlleva a entablar una relación estratégica con los consumidores y empleados, sacando el mayor provecho de las nuevas tecnologías; permitiendo medir y predecir qué tan efectivas son las operaciones y cómo manejar el crecimiento a través de relaciones específicas con otras organizaciones.
Para conseguir ser competitivo en la era digital, se debe lograr un liderazgo capaz de gestionar la Transformación Digital de la empresa. En Valuexperience, preparamos un programa de liderazgo 4.0, cuyo objetivo es desarrollar la capacidad de líder de la persona interesada para llevar a cabo el cambio que requiere su organización.
Empresas como Valuexperience te podrán ayudar y asesorar para crear una estrategia digital acorde a la realidad y necesidades actuales y futuras de tu organización y, sobre todo, posicionar a la empresa en el camino correcto para desarrollar su Transformación Digital.
La era de la disrupción
La disrupción, como su nombre indica, está cambiando fundamentalmente la manera en la que el mundo funciona. Los negocios de hoy en día, gobiernos e individuos, están respondiendo a cambios que antes considerábamos inimaginables. La inteligencia artificial y la robótica están reinventando la mano de obra. Los drones y coches sin conductor están transformando las cadenas de producción y logística. Todo esto implica cambios en las preferencias y expectativas de los usuarios, alterando los patrones de consumo y demanda de prácticamente cualquier sector del mercado. Esto hace necesario el planteamiento de una Transformación Digital y la necesidad de un liderazgo 4.0 para posicionarse como competidor significativo en la era digital.
La tecnología disruptiva
El término “tecnología disruptiva” fue acuñado por el profesor de la Escuela de Negocios de Harvard Clayton M. Christensen en 1995 cuando presentó su artículo “Disruptive Technologies: Catching The Wave”. Llamada también “innovación disruptiva”, hace referencia a aquella tecnología o innovación que conduce a la aparición de productos y servicios que hacen uso de una estrategia disruptiva frente a una estrategia sostenible. El objetivo es competir contra una tecnología dominante, buscando una progresiva consolidación en un mercado.
Redefiniendo la industria
Una de las consecuencias de la disrupción, es la convergencia. Hoy, muchas compañías se han diversificado e ingresado en nuevas categorías que no parecieran guardar relación alguna con el servicio o producto que inicialmente ofrecían.
La disrupción ha reconfigurado y democratizado la información, creando nuevos niveles de complejidad, a una velocidad sin precedente. Como consecuencia, las barreras de entrada se reducen. Este fenómeno ha alterado dramáticamente la manera en que se ha venido configurando la industria clásica, permitiendo redefinir la industria convergente.
La industria automotriz es un claro ejemplo de cómo la tecnología ha logrado cambiar un sector tradicional y llevarlo a la convergencia. Hasta hace unos años, el objetivo de cualquier empresa automotriz era competir contra otras en el diseño, producción y venta de automóviles. Hoy en día, el valor de los coches está pasando de ser 90% basado en “hardware” a ser más de 50% basado en software y experiencia del usuario. El coche ha pasado a ser una plataforma de software andante, capaz de ofrecer servicios basados en datos, sensores y análisis, permitiendo que compañías como Apple o Alphabet, compitan directamente en la manufactura automotriz, más específicamente en el desarrollo de los tableros y experiencias del consumidor. Cuando los coches, camiones y otros vehículos se vuelvan autónomos, las industrias de automoción, transporte y logística podrían converger en una industria más amplia de movilidad. Este nuevo sector probablemente atraiga a nuevos competidores y el éxito será de aquéllos que ofrezcan las mejores opciones del mercado redefinido.
Otro factor por tomar en cuenta en la era de la tecnología es, por supuesto, el cliente o consumidor. Así como ahora toda compañía es una compañía tecnológica, es también una que considera al consumidor como pilar fundamental de sus operaciones. El auge de las compañías digitales ha democratizado el acceso del usuario al conocimiento, otorgándole al consumidor una voz más poderosa, un conocimiento más acertado sobre lo que quiere y una gran gama de variedad de opciones entre proveedores. El perfil emergente del consumidor y la variedad de opciones que éste tiene en el mercado ha ayudado a que los mercados tradicionales se redefinan y han acelerado la eliminación de los límites tradicionales entre las empresas.
Anteriormente, la industria veía a los clientes como contribuyentes impersonales y tradicionalmente ha sufrido de bajos niveles de satisfacción del cliente. Bajo el contexto actual, las organizaciones deben pensar diferente. Para aquellas empresas que miran más allá de las fronteras tradicionales de la industria, no preguntándose qué pueden vender sino qué problemas pueden solucionar, la convergencia representa una gran oportunidad de crecimiento.
Comprendiendo al cliente digital
No obstante, para atender las necesidades del nuevo cliente digital, hay que primero conocerlo y entender sus necesidades. Aquí es donde los datos de los clientes se convierten en una pieza fundamental. Las empresas son cada vez más conscientes del potencial de ingreso que representa la data de sus consumidores o potenciales clientes. El 79% de las organizaciones ven los datos de los clientes impulsando la mayoría de las decisiones de ventas para el 2020 y el 84% de las empresas afirman que hoy en día utilizan esa data para el desarrollo de estrategias de negocio. Sin embargo, 90% estiman que les falta un enfoque sofisticado para administrar los datos de manera efectiva.
En promedio, casi unos cuartos de los datos de los clientes son inexactos. Los errores más comunes referenciados son datos incompletos o faltantes, información desactualizada, duplicados e inconsistencias. Las empresas estiman que podrían aumentar las ventas en casi un 29% si los datos de los clientes son completamente exactos.
Aún queda por desarrollar las maneras más efectivas de analizar y gestionar los datos de los clientes, sin embargo, es claro que los negocios reconocen la importancia y el impacto que estos tienen en las ganancias de los mismos.
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